El uso de pantallas durante la pandemia dejó secuelas en la salud visual de los niños. Expertos advierten sobre la importancia de detectar a tiempo estos problemas para evitar dificultades en su desarrollo.
La pandemia transformó la rutina de millones de niños, quienes pasaron a depender de pantallas para estudiar y entretenerse, lo que ayudó a muchos a continuar con su educación y mantener el contacto con amigos y familiares, incluso en el aislamiento.
Sin embargo, este aumento en el tiempo frente a dispositivos electrónicos ha tenido consecuencias, como el incremento de problemas visuales. Según un reciente estudio publicado el 20 de marzo en la Journal of the American Medical Association (JAMA), la miopía y el astigmatismo han aumentado en los niños después de la pandemia.
Diferencias entre miopía, astigmatismo y presbicia
La miopía es cuando una persona no puede ver bien de lejos. Si un letrero está a cierta distancia, las letras se ven borrosas, y lo mismo ocurre con los subtítulos en el cine. Incluso puede pasar que alguien miope no reconozca a una persona que lo saluda en la calle. En resumen, la miopía dificulta ver con claridad los detalles lejanos.
La presbicia, en cambio, es lo opuesto. Quienes la tienen pueden ver bien de lejos sin problemas, pero cuando intentan leer algo de cerca, como un menú en un restaurante con poca luz, deben alejarlo para enfocar las letras. Esta dificultad para ver de cerca aparece con la edad y afecta a la mayoría de las personas después de los 40 años.
El astigmatismo hace que la visión sea distorsionada tanto de cerca como de lejos. Las personas con astigmatismo pueden ver un letrero a lo lejos, pero las letras pueden verse torcidas o borrosas. Esto ocurre por una alteración en la córnea o el cristalino, lo que hace que los detalles se perciban deformados.
Más miopía y astigmatismo después de la pandemia
Durante el confinamiento, los niños pasaron largas horas frente a pantallas, lo que habría afectado el desarrollo de su visión. El estudio analizó la vista de más de 21,000 niños y encontró que, entre 2015 y 2023, los casos de astigmatismo refractivo aumentaron del 21.4% al 34.7%, mientras que el astigmatismo corneal pasó del 59.8% al 64.7%.
Además, los resultados del estudio indican que el riesgo de desarrollar estos problemas se incrementó en un 20% para el astigmatismo refractivo y en un 26% para el corneal. También hay evidencia de que la pandemia aceleró la progresión de la miopía, duplicando el número de jóvenes de 17 años con esta condición en la última década.
Si un niño o un adolescente no ve bien, tendrá dificultades para leer la pizarra o los libros, lo que puede perjudicar su aprendizaje y desarrollo. Afortunadamente, estos problemas se pueden corregir con lentes, pero es fundamental detectarlos a tiempo.
El Dr. Huerta aconseja a los padres preguntar a sus hijos si tienen problemas para ver la pizarra o si sienten molestias al leer. Muchos niños no reportan estos síntomas y su bajo rendimiento escolar podría estar relacionado con un problema visual no diagnosticado.
Llevar a los niños a una evaluación oftalmológica es clave para detectar y corregir la miopía y el astigmatismo a tiempo. La salud visual es esencial para el desarrollo académico y la calidad de vida de los más pequeños.
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