Se debe tener en cuenta la calidad de los alimentos, especialmente cuando se consumen en abundancia.
Una de las características principales de las fiestas navideñas es la abundancia de comida sobre la mesa. La presencia de variados potajes y bebidas hace que uno se vea tentado a comer de todo un poco y muchas veces cae en el abuso de grasas y alcohol que desencadena graves problemas digestivos que pueden arruinar las celebraciones y prolongar el malestar los siguientes días.
En estas fechas difícilmente se puede evitar comer más de lo habitual y esto nos impide controlar de forma estricta la ingesta de alimentos. Muchos piensan que uno puede excederse una vez al año, pero hay que tener en cuenta los casos en los que no hay que dejar de lado la prevención.
“Para digerir los alimentos consumidos de forma habitual en la cena de noche buena o fin de año, se necesita mucho más tiempo, concretamente entre 10 y 12 horas con el fin de conseguir una digestión apropiada. Evidentemente este espacio de tiempo nadie lo cumple”, indica el Dr. Óscar Barrenechea, director médico de Marketing Pharma de Química Suiza S.A.
Los excesos no sólo se producen en cantidad, sino también en calidad por dos motivos: El primero, al excedernos en salsas, especias, condimentos, picantes, café, alcohol, etc., el segundo, porque con frecuencia reducimos nuestras exigencias de calidad ante la elevada demanda de los productos que compramos, y que podemos pagarlo con alguna que otra gastroenteritis.
“Hay ciertas reglas básicas que pueden ayudarle a proteger su aparato digestivo y colaborar en el disfrute de estos días: planifique de antemano las comidas familiares y otros compromisos para que no se sucedan una detrás de otra; el estómago también tiene derecho a “oxigenarse”, dijo
El Dr. Barrenechea explica además que es importante evitar el consumo excesivo de alimentos; pues la cantidad no hace la calidad y, por supuesto, nunca el bienestar. Mastique bien los alimentos para que luego el estómago tenga menos trabajo.
Bebidas alcohólicas
Durante estos días quien más o quien menos, consume algo de alcohol “forzado” por el ambiente. Recuerde que el valor calórico de estas bebidas es muy elevado (una copa de whisky equivale a casi 3 yogures), con lo cual “ocupa” el lugar de auténticos alimentos; razón suficiente para no consumir alcohol antes de las comidas o hacerlo con moderación dentro de ellas.
Si después tiene que conducir debe saber que bastan 2-3 vasos de vino para dar positivo en el control de alcoholemia, amén de afectar su integridad neurológica (reflejos, atención y concentración se reduce).
Las mezclas son muy agresivas para el estómago y aunque de forma inmediata puedan no afectarle, pueden estar esperándole problemas hepáticos, de tensión arterial, hipercolesterolemia, etc.
Si uno no es capaz de ordenar su actividad durante estos días, tenga por seguro que los excesos le pasarán factura en forma de dolores de cabeza, resacas, enfriamientos, ronqueras, afonías, acidez gástrica, diarrea, calambres musculares por fatiga, etc.
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