La quema de muñecos o pirotécnicos pueden elevar la contaminación del aire hasta cuatro veces el estándar habitual.
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Celebrar la llegada del Año Nuevo con la quema de muñecos, llantas o pirotécnicos, representa un potencial peligro para la salud. Enfermedades respiratorias y cardiovasculares son las principales consecuencias de la contaminación del aire.
José Silva, subdirector de Evaluación del Ambiente Atmosférico del Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología (Senamhi), explica que durante estas actividades de fin de año la contaminación del aire se eleva cuatro veces el estándar diario. "Además de las partículas que generan el parque automotor, el parque industrial y la actividad comercial, también hay sustancias tóxicas y metales pesados".
Es momentánea la permanencia de un aire contaminado que resulta de la combustión de productos orgánicos e inorgánicos, como bolsas, telas y pólvora. Por ejemplo, la actividad puede iniciarse a la medianoche del 31 de diciembre hasta las 04:00 o 05:00 de la mañana del 01 de enero.
La concentración depende de la calidad de los vientos y de la forma en que pueden dispersar el alcance de las partículas que se desprenden de la quema de muñecos y pirotécnicos.
Según Mayer Falcón, neumólogo de Clínica Internacional, las personas con afecciones respiratorias son las más vulnerables a sufrir complicaciones por la mala calidad del aire. Por ejemplo, quienes tienen asma, infecciones respiratorias recurrentes, daño pulmonar, neumonía, fibrosis quística o enfermedad obstructiva crónica (más común en adultos que fuman). "Es importante que no estén expuestos a la inhalación de pirotécnicos o la quema de muñecos, porque sus males respiratorios se ven exacerbados".
Para disminuir la concentración de las partículas contaminantes en espacios cerrados, el especialista aconseja ventilar los ambientes, quizá con la ayuda de un ventilador. También recomienda el uso de mascarillas que detengan el filtrado de partículas tóxicas.
En cuanto a las afecciones cardiovasculares, Bristan Maraza, médico cardiólogo y miembro del American Heart Association, señala que la exposición a los contaminantes disminuye la concentración de oxígeno en la sangre. "El corazón tiene que trabajar más y aumenta la frecuencia cardíaca; entonces la persona es más susceptible de tener una arritmia, una insuficiencia cardíaca, un síncope o un desmayo".
Los más afectados son los pacientes predispuestos, como los adultos mayores, que tienen la presión alterada o están en alto riesgo de sufrir una descompensación de la frecuencia cardíaca.
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