Que los menores no estén en contacto con la naturaleza origina que su sistema inmunológico no se desarrolle y algunas de sus células se tornen cancerígenas.
Existe una teoría médica que señala que si un niño crece en un ambiente con exceso de higiene, donde prácticamente se le aísle de cualquier tipo de bacterias, es decir que no tenga contacto con la naturaleza, pueda desarrollar ciertas alteraciones genéticas que no permitan madurar su sistema inmunológico y así enferme. Esta teoría se conoce como la teoría higiénica de la enfermedad.
De acuerdo con el Consejero Médico de RPP Noticias, Elmer Huerta entre las enfermedades que se pueden desarrollar por el ‘exceso de higiene’ encontramos la enfermedad de Crohn, la esclerosis múltiple, el asma, la rinitis alérgica, la colitis ulcerativa y las leucemias infantiles.
La fórmula genética que explica por qué tanto aseo puede alterar la salud de un niño ha sido comprobado en múltiples estudios. El profesor David Strachan de la Universidad de Londres en 1989 publicó un artículo en que relató como los hermanos mayores de una familia grande sufrían más de alergias que los menores.
El investigador explicó que esto se debía a que los mayores vivieron en un ambiente más limpio que no les permitió adiestrar a su sistema inmunológico, a diferencia de los menores que al vivir en un ambiente ‘más contaminado’ tenían más defensas.
La respuesta está en los genes
Una alteración genética sustentaría la teoría higiénica de la enfermedad. En especial con los casos de las leucemias infantiles. Hablamos específicamente de la leucemia linfocítica aguda (LLA) de tipo B. Según un estudio científico, publicado en la prestigiosa revista Nature, el linfocito de tipo B es una célula que ‘dispara’ anticuerpos para defendernos de las bacterias con las que tomamos contacto desde que nacemos. Los microorganismos que provienen de nuestros compañeros del kínder, de la naturaleza en general.
De acuerdo con este último estudio, los linfocitos B son especializados y cambian de forma para combatir a los múltiples gérmenes que intentan afectar nuestro organismo. Sin embargo, cuando el niño es aislado del ambiente natural y no tiene contacto con los microbios, estas células defensoras se alteran.
Si bien siguen produciéndose por montones, como no tienen a quién combatir, no se diferencian unas de otras. Al acumularse, se vuelven células cancerígenas que afectan el organismo del menor.
¿Qué deben hacer los padres para proteger a sus hijos?
Elmer Huerta aconseja a los padres que si bien es importante mantener la higiene de los hijos, no se les debe terminar de aislar de la naturaleza. Que estén en contacto con ella. Que jueguen en el parque con sus mascotas. Además, deben evitar los famosos jabones antibacterianos y detergentes de la misma naturaleza porque tendrían un efecto contrario, promoverían que las bacterias se vuelven resistentes a los antibióticos.
Comparte esta noticia