El dolor de rodillas puede presentarse en diferentes etapa de la vida y responder a distintos factores, desde el crecimiento hasta el desgaste articular o la actividad física.
El dolor de rodillas es una molestia común que puede afectar a personas de todas las edades, pero sus causas varían considerablemente según el grupo etario. Esta dolencia, que en algunos casos puede ser pasajera y en otros crónica, debe ser comprendida en su contexto para poder identificar el origen y brindar un tratamiento adecuado. El reumatólogo Roberto Huamanchumo, en diálogo con el programa Encendidos, compartió información clave para entender mejor este problema que afecta tanto a niños como a jóvenes y adultos mayores.
En primer lugar, el Dr. Huamanchumo destacó que las causas del dolor de rodilla son muy distintas dependiendo de la edad del paciente. En los niños, por ejemplo, el dolor suele estar relacionado con el crecimiento. A medida que se incrementa la estatura, especialmente en etapas de desarrollo, pueden presentarse molestias en las rodillas y otras articulaciones. Esta causa, aunque natural, es uno de los primeros factores que los médicos consideran al evaluar el origen del dolor en pacientes jóvenes.
En el otro extremo, los adultos mayores -especialmente los mayores de 50 años- presentan dolor de rodillas con mayor frecuencia debido al desgaste del cartílago. Este proceso degenerativo, conocido médicamente como osteoartritis, se caracteriza por el adelgazamiento del cartílago que recubre las articulaciones. A medida que este tejido se deteriora, las superficies óseas quedan más expuestas, lo que incrementa la fricción y la sensibilidad, provocando dolor incluso con movimientos leves o al estar de pie durante mucho tiempo.
En los adultos jóvenes, las causas son distintas. Aunque en este grupo no suele presentarse un desgaste natural del cartílago, pueden aparecer otros problemas si la persona realiza trabajos físicamente exigentes o practica deportes de alto impacto. El Dr. Huamanchumo menciona que actividades de este tipo pueden provocar lesiones articulares como meniscopatías, bursitis (inflamación de las bursas, que son pequeñas bolsas llenas de líquido que reducen la fricción entre huesos y tejidos), e incluso, en algunos casos, alteraciones similares a una artrosis temprana.
Sobre un tema muy frecuente en la consulta médica -el efecto del frío en las articulaciones-, el especialista aclaró que si bien el frío no es una causa directa del dolor, sí puede intensificarlo, especialmente en articulaciones previamente sensibles o afectadas. Esto se debe a dos mecanismos: por un lado, el frío provoca vasoconstricción, es decir, una disminución en el flujo sanguíneo, lo que reduce el aporte de oxígeno y nutrientes a las estructuras articulares. Por otro lado, el frío puede generar pequeñas contracciones en los músculos y en los vasos más pequeños (microvasculatura), lo que también contribuye a la aparición del dolor.
Finalmente, sobre el dolor al correr o entrenar, el doctor explica que sentir molestias al inicio de una rutina nueva o durante un periodo de ajuste es esperable. Sin embargo, si el dolor se prolonga por más de dos días, podría indicar una lesión previa o una mala técnica. Factores como el tipo de ejercicio, la intensidad o incluso el calzado utilizado también pueden influir en la aparición del dolor, por lo que es importante prestar atención a estas señales para prevenir daños mayores.