Una investigación demostró que sonidos de alta presión, como el de la composición "Scary Monsters and Nice Sprites" del DJ Skrillex, interfiere en la resonancia sonora necesaria del insecto para copular y atacar.
Los mosquitos (Aedes aegypti) son uno de los insectos más sonoros que existen en el planeta. Se demostró que incluso tienen agudizado sus sensores del sonido para poder hacer una especie de ‘resonancia’ o ‘sincronización’ con las hembras para copular y también para volar y, por supuesto, atacar. Sin embargo, la música electrónica tendría la clave para detener al agente vector de enfermedades tan temidas como el dengue, la chikungunya y el zika.
Una investigación publicada en la revista científica Acta Tropica comprobó esto. Su mismo título lo señala: “La canción electrónica ‘Scary Monsters and Nice Sprites’ reduce el ataque y el éxito de apareamiento en el vector de dengue Aedes aegypti”.
Dicha canción pertenece al DJ y músico estadounidense Sonny John Moore, más conocido en el escenario musical, como Skrillex. Los investigadores afirman que escogieron dicha composición porque, luego de analizarla a nivel digital, encontraron que era fuente de una alta presión o vibración de sonido con tonos en constante aumento.
“La observación de que dicha música puede demorar el ataque, reducir la succión de sangre e interrumpir el acoplamiento sexual proporciona nuevas vías para el desarrollo de medidas de control y protección personal basadas en la música contra las enfermedades transmitidas por Aedes”, señalaron en el estudio, los investigadores que provienen de universidad de Malasia, Japón, Indonesia y Tailandia.
¿Cómo se realizó el experimento con los mosquitos?
El estudio expuso a mosquitos hembras frente a la música electrónica en cuestión y frente al silencio. Luego compararon los tiempos en que se demoraban los insectos con una y otra condición sonora.
Con la música de Skrillex todas las respuestas fueron retrasadas. El proceso de alimentación fue de 3,72 veces más tarde, lo hicieron menos frecuentemente y atacaron mucho más tarde que los mosquitos hembras, que estuvieron en el entorno silencioso.
“La canción fue un disruptor de apareamiento potencialmente efectivo. El bajo éxito de copulación observado en nuestro estudio puede deberse a la interferencia de la música electrónica con el cortejo. Es posible que algunas vibraciones musicales se hayan sumado a las de los ritmos de las alas, descompensando así los intentos de sincronizar el tono de vuelo”, agregan los expertos en la investigación.
Comparte esta noticia