Estudios han demostrado que los programas de reducción de peso basadas en la práctica de deporte y dietas han fracasado en la mayoría de los casos.
Las operaciones de reducción de estómago en niños pueden ser una de las únicas salidas para atajar la creciente obesidad infantil según los expertos médicos que participaron en la segunda jornada del Cuarto Congreso Mundial de Cirugía Infantil que se celebra en Berlín.
Según datos proporcionados por los participantes, el porcentaje de niños que sufre sobrepeso creció entre 2008 y 2010 entre un cuarto y un tercio, con el consiguiente aumento de problemas cardíacos o de articulaciones.
Un estudio de 2012 de la Central Federal alemana para la Instrucción en Salud demostró que los programas de reducción de peso basadas en la práctica de deporte y dietas han fracasado en la mayoría de los casos a la hora de presentar efectos duraderos.
Del mismo modo, tres cuartos de las personas que sufren de obesidad infantil tendrán el mismo problema en su edad adulta con el agravante de las enfermedades asociadas que acompañan al sobrepeso y del componente de aislamiento social que también suele darse en estas personas.
Por ello, la cirugía bariátrica, que se lleva a cabo en adultos desde hace años, puede ser, según los expertos, una alternativa a los métodos actuales si bien existen algunas dudas médicas en torno a los problemas que pueda conllevar como problemas de crecimiento o deficiencias vitamínicas y proteínicas.
Philipp Szavay, jefe médico del Hospital de Lucerna (Suiza) y portavoz de la Sociedad Alemana de Cirugía Infantil, dijo sin embargo, que "aún falta información sobre los resultados a largo plazo".
Szavay también explicó que la reducción de estómago no puede ser por si sola la solución al problema de la obesidad infantil y que se hace necesario también un cambio en la alimentación, ya que el estómago de los jóvenes puede volver a aumentar su tamaño.
Por ello, Szavay apuntó la necesidad de que se establezcan programas de seguimiento en equipos integrados no sólo por médicos, sino también por trabajadores sociales, nutricionistas y psicólogos.
EFE
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