El síndrome de Noé es un trastorno poco conocido que afecta a quienes sienten una necesidad imperiosa de adoptar una gran cantidad de animales, con la creencia de que están salvando a estos seres de la muerte o el sufrimiento. Sin embargo, ¿hasta qué punto este impulso de rescatar animales puede convertirse en un problema que afecta la vida de quienes lo padecen?
El doctor Santiago Stucchi, médico psiquiatra del Hospital Víctor Larco Herrera, explicó en RPP que el síndrome de Noé se refiere al comportamiento de "coleccionar" o "amontonar" animales domésticos, particularmente gatos y perros, de manera desordenada e irresponsable.
Aunque quienes padecen este síndrome pueden tener buenas intenciones al comenzar a recoger o adoptar animales, llega un momento en que la situación se descontrola. En lugar de proporcionarles el cuidado adecuado, los animales terminan viviendo en espacios muy reducidos, en condiciones insalubres, sin una alimentación adecuada o acceso a atención veterinaria, lo que pone en peligro su salud y bienestar.
El síndrome de Noé podría considerarse un acto compulsivo de coleccionismo, similar al síndrome de Diógenes, que se refiere a las personas que acumulan una gran cantidad de objetos sin utilidad clara, hasta el punto de que estos objetos invaden todo su espacio, dejándoles sin lugar para vivir de manera adecuada. Al igual que en el síndrome de Diógenes, quienes padecen el síndrome de Noé sienten una necesidad irracional de acumular animales, lo que eventualmente afecta su bienestar y los de los seres a su cuidado, llevándolos a vivir en condiciones insalubres y desordenadas.
Según el especialista, el tratamiento para el síndrome de Noé varía dependiendo del caso, ya que no todos los afectados presentan la misma situación. Sin embargo, un aspecto común en muchas de estas personas es su tendencia al aislamiento social y la falta de vínculos estrechos con otras personas. En cada caso particular, es necesario evaluar qué tipo de ayuda podría ser efectiva, pero uno de los mayores desafíos es que muchas veces quienes padecen este trastorno no están dispuestos a recibir apoyo. Esta resistencia a la intervención es uno de los problemas más complejos a la hora de tratar dicho síndrome.
Es importante destacar que no toda actitud de coleccionar es patológica, ya que muchas personas disfrutan legítimamente de coleccionar objetos como una afición. Sin embargo, el síndrome de Noé se convierte en una patología cuando esta conducta se exagera y se vuelve perturbadora para la persona, afectando su bienestar. En estos casos, la acumulación de animales llega a un punto en que provoca condiciones de higiene inadecuadas y perjudiciales, tanto para los animales como para la persona afectada.
En el síndrome de Noé, es raro que la persona quiera deshacerse de los animales, incluso cuando se encuentran en condiciones de mala higiene o enfermedad. De hecho, suelen mostrar una fuerte resistencia a que los animales sean retirados de su hogar. A menudo, la familia interviene y logra quitarles los animales, pero esto suele desencadenar una crisis emocional en el afectado, quien, después de un tiempo, vuelve a recolectar más animales. Por esta razón, es fundamental que estas personas reciban apoyo psicológico, ya que el sentirse repentinamente sin los animales, que para ellos representan un soporte emocional, puede generar una fuerte crisis. En muchos casos, este trastorno requiere tratamiento psiquiátrico o seguimiento psicológico para abordar adecuadamente la situación.
El doctor Stucchi señala que el síndrome de Noé no tiene un origen único, sino que podría ser el resultado de múltiples factores. En muchos casos, como sucede con otros problemas emocionales, intervienen una combinación de factores genéticos, biológicos y eventos biográficos que la persona ha experimentado desde su infancia. Estos elementos, junto con el entorno social en el que vive, contribuyen a la formación de su personalidad y pueden influir en el desarrollo del trastorno.
Para abordar el síndrome de Noé, es importante destacar que la persona afectada generalmente no es plenamente consciente de la situación que está generando, lo que hace difícil convencerla de que necesita ayuda profesional. Sin embargo, esto no significa que sea una tarea imposible. Con el apoyo adecuado y a través de un proceso de intervención, la persona puede llegar a desarrollar una autocrítica y tomar conciencia de lo que está sucediendo. En muchos casos, al comprender la magnitud del problema, puede reconocer la necesidad de recibir ayuda y, con el acompañamiento adecuado, ser capaz de salir adelante.
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