La honestidad es un valor que se aprende desde la infancia. Descubre cómo ayudar a tus hijos a decir la verdad sin miedo y a construir relaciones basadas en la confianza.
Ser padres implica formar a nuestros hijos en valores que les servirán toda la vida. Uno de ellos es la honestidad, una cualidad que fortalece las relaciones y construye una buena autoestima. Sin embargo, no es raro que los niños empiecen a decir mentiras desde pequeños, lo que genera preocupación en muchos padres.
Es normal preocuparse al descubrir que los hijos han mentido. Es una situación común que genera dudas: ¿cómo enseñarles a decir la verdad?, ¿es normal que mientan de pequeños?, ¿cómo evitar que la mentira se vuelva un hábito? La honestidad es un valor esencial en la vida de cualquier persona, y su aprendizaje comienza en casa.
La psicóloga Liuba Ulloa explica que la honestidad es una conducta aprendida, que se moldea desde la infancia. Según la especialista, las primeras mentiras surgen por miedo a la reacción de los padres. "Cuando un niño rompe algo y le preguntan '¿qué pasó?', puede responder 'no sé, yo no fui' por temor a ser castigado. En ese momento, aprende que mentir puede ser una forma de evitar problemas", señala Ulloa.
El papel de los padres: confianza y ejemplo
Si queremos que nuestros hijos sean honestos, lo primero que debemos hacer es controlar nuestras reacciones cuando nos dicen la verdad, incluso cuando se trate de algo negativo. "Es importante hacerles entender a los padres que no importa lo que los hijos les cuenten, lo que les digan, mantengan una reacción neutral, así queramos explotar en el momento, pero hay que cuidar mucho esa reacción", señala Ulloa.
Si queremos que nuestros hijos sean honestos, debemos asegurarnos de que se sientan seguros al decir la verdad. La psicóloga Liuba Ulloa recomienda mantener una actitud neutral al escuchar lo que dicen, por difícil que sea. Esto no significa que no se deba corregir un mal comportamiento, sino que debe hacerse de manera calmada y asertiva.
Si los niños sienten que pueden contar con sus padres sin temor a ser castigados severamente, será más probable que actúen con honestidad. "La confianza se construye con el tiempo y empieza en casa. Si un niño no confía en sus padres, es probable que en el futuro tampoco confíe en sus parejas, amigos o en sí mismo", advierte la especialista.
También es fundamental dar el ejemplo. Si los niños ven que sus padres mienten constantemente, ya sea con pequeñas mentiras cotidianas o grandes engaños, entenderán que decir la verdad no es importante. "Si quiero que mi hijo sea honesto, debo ser honesto yo primero", enfatiza la experta.
Fomentar la honestidad en los niños no solo los ayudará a ser mejores personas, sino que les permitirá construir relaciones más sanas y a vivir con tranquilidad. La verdad es una práctica diaria que se aprende desde casa, y los padres son los primeros guías en este camino.
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