La indecisión puede afectar nuestra salud, y hacerse evidente en síntomas físicos como el insomnio, la ansiedad o la irritabilidad.
Tomar decisiones a veces cuesta demasiado. La duda por lo general está asociada a nuestras inseguridades, a buscar la aprobación de los demás o a una falta de información.
La psicóloga Patricia Espinoza advierte que esa preocupación incluso se traslada a síntomas físicos. “Nuestro cuerpo habla, se genera mucha ansiedad, mucha angustia, se puede generar incluso ataques de pánico. En algunos casos poco apetito, insomnio o no tener ganas de levantarnos de la cama. Son señales de que algo no está funcionado bien en nuestro organismo”,
La especialista nos da las siguientes recomendaciones:
1. Es importante saber reconocer los signos de alerta, pero tampoco se trata de ahogarnos en un vaso con agua. Así que podemos hacer una lista de prioridades. “Ir de más a menos, para poder ir alcanzando objetivos y metas, lo que nos va motivando y nos va dando una mayor confianza en nosotros mismos”.
2. El miedo no nos debe frenar, al contrario, salir de nuestra zona de confort puede ser una sana decisión. “No solo debemos estar esperando en el mismo sitio, en el mismo espacio, sino que debemos atrevernos a tomar riesgos que nos permitan investigar, conocer, encontrar nuevos caminos, porque a veces esta seguridad aparente nos lleva a no avanzar”.
3. Si por ejemplo tenemos dudas para elegir entre uno u otro trabajo, es válido evaluar el tema salarial, pero también hacer lo que nos apasiona. “Nada es más grato que hacer lo que nos gusta y ser remunerados por eso. El tema económico es importante, pero no debería ser determinante en que podamos elegir o no un trabajo”.
4. En todos los casos, es clave estar bien informados para ganar seguridad. Podemos buscar la opinión de gente en quien confiemos o de algún especialista, mas no decidir en función de lo que otros quisieran que hagamos.
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