Según estudios, el amor puede decidirse, construirse, y fortalecerse activamente.
Era 2013, cuando Alfonso aún era estudiante de administración en la Universidad de Lima, besó por primera vez a Lisbeth, esa compañera curvilínea de mirada misteriosa que se sentaba al otro extremo del salón.En ese momento olvidó la mala relación con su familia y las agresiones de su ex pareja.
“Cuando teníamos problemas Lisbeth se transformaba. Mis equivocaciones eran excusas, pero las suyas eran errores. Se cerraba en sus ideas, peleábamos y yo, que necesitaba su cariño y su aprobación, aceptaba sus insultos y su forma de ver las cosas”, me cuenta tres años después, mientras fuma un cigarro en el pacífico parque situado atrás de su trabajo.

Pero el amor no tiene por qué ser un azar del destino, ni una emoción a la cual debamos rendirnos sin pensar. En realidad, el amor es una decisión racional.
“Existen varios mitos sobre el amor fomentados por Hollywood y por los cuentos de hadas. Mito #1: existe ‘La Persona’ allá afuera para nosotros, solamente debemos encontrarlo o encontrarla. Mito #2: cuando encontremos a ‘La Persona’, él o ella nunca va a cambiar, y tampoco nosotros. Mito #3: cuando encontremos a ‘La Persona’, viviremos Felices Por Siempre. Mito #4: el Amor es una cosa mágica y mística sobre la cual no tenemos control. No puede ser estudiada, no puede ser enseñada, no puede ser aprendida.”
Quien enuncia estas palabras no es una persona amargada ni despechada. Se trata del profesor Robert Epstein, Ph.D en psicología por la Universidad de Harvard e investigador de las relaciones interpersonales humanas. El doctor Epstein es autor del libro “Haciendo el amor. Cómo las personas aprenden a amar y cómo puedes hacerlo tú también.” En su libro, Epstein defiende la tesis de que el amor puede construirse con ocho ejercicios concretos.

No pensar: la razón por la cual fallamos en el amor
Para el profesor Epstein, fallamos en el amor debido a tres razones: elegimos mal a nuestras parejas, tenemos expectativas ilusamente altas y carecemos de habilidades interpersonales que nos ayuden a resolver los problemas normales que afronta una relación amorosa.
Por ejemplo, Alfonso nunca conoció realmente a Lisbeth. Para él solo importaba la sensualidad aniñada de su nueva novia, su delicadeza y lo bien que se llevaba con sus suegros. Nunca conoció a Lisbeth en sus crisis. Fue tarde cuando se dio cuenta que cuando estaba molesta, Lisbeth se cerraba en sus concepciones y en su forma de entender los problemas.

Si le hubiéramos preguntado a Alfonso hace tres meses sobre su relación, nos habría respondido que planeaba casarse en un par de años. Poco importaban sus constantes peleas o las palabras duras. Él pensaba que solo con ella se podía sentir completo y realizado.
Según las investigaciones de Robert Epstein, para tener una buena relación es fundamental el compromiso, seguido por tener buenas habilidades de comunicación. Asimismo, también es importante compartir secretos con tu pareja y tener flexibilidad para acomodarse a la vida de la otra persona. Finalmente, los estudios han probado que mostrarse vulnerable frente a tu pareja
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