La ludopatía es un trastorno cerebral caracterizado como una adicción extrema por los juegos de azar. Esta enfermedad neurológica es tan perjudicial para la persona que incluso puede hacerla perder a su familia, su pareja y su trabajo.
La adicción desenfrenada por los juegos de azar es incluso más antigua que el propio dinero. Es la ludopatía, la anomalía mental que pertenece al grupo de patologías que afectan el control de impulsos del ser humano. Esta enfermedad se caracteriza por la repetición de una acción para no sentir ansiedad.
El médico neurólogo David Lira Mamani del Instituto Peruano de Neurociencias nos explica que en el cerebro la persona tiene predisposiciones genéticas que se transmiten de padres a hijos. Esta herencia produce en el centro del placer neuronal, entre los órganos del hipotálamo y el hipocampo, la síntesis de sustancias estimulante que brinda la sensación de gratificación como las dopaminas.
El problema con la ludopatía es que la persona siente la necesidad de repetir una acción para volver a sentir el placer de manera reiterativa. Este hedonismo extremo que hace olvidar a la persona las sencillas satisfacciones de la vida como tener familiar, una pareja o un trabajo estable, vuelve a la persona vacía.
“El problema no es que la persona quiera ir a distraerse al casino luego de ocho horas de trabajo, la amenaza de la adicción comienza cuando aparece la necesidad del juego estando en el trabajo y no puede dejar de pensar en eso”, alerta el neurólogo Lira Mamani.
Una investigación reciente publicada por investigadores de la Universidad de la Columbia Británica en Canadá incluso señala que los propios sonidos y luces diseñados para las máquinas de tragamonedas impulsan a la persona a tomar decisiones arriesgadas sin considerar las probabilidades de ganar.
El neurólogo David Lira no brinda sus comentarios sobre esta investigación científica señala que la industria del juego sabe que las luces brillantes que aparecen al ritmo de sonidos reiterativos inducen a la persona a tomar decisiones riesgosas.
Lo ideal es que los ludópatas se percaten que su adicción está minando su estabilidad emocional y puedan acudir a un profesional de la salud, dice Lira. Existen antidepresivos y antiepilépticos que auxilian a la persona para controlar la ansiedad que genera el deseo de jugar.
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