Anolis dracula es una nueva especie de lagartija que habita en el suroccidente de Colombia y el noroccidente de Ecuador. Durante mucho tiempo en Colombia fue confundida con Anolis aequatorialis, una especie que habita más al sur del país vecino.
El Chocó biogeográfico se extiende desde Panamá, pasando por Colombia, hasta llegar al noroccidente de Ecuador. Es una de las regiones más biodiversas del planeta, donde todavía hay muchas especies por descubrir. Así lo demuestra la más reciente descripción de una nueva lagartija (Anolis dracula) en el límite entre Ecuador y Colombia.
En un artículo publicado en la revista Zookeys, un grupo de investigadores ecuatorianos logró identificarla desde 2015, pero los resultados se hicieron públicos este año. Esta nueva lagartija era confundida anteriormente con una especie hermana (Anolis aequatorialis).
Esta nueva Anolis se encuentra en las estribaciones de los Andes del suroccidente de Colombia y noroccidente de Ecuador, entre los 1187 y 2353 metros de altura. La nueva especie puede ser distinguida de otros Anolis por caracteres de escamación, osteología craneal, morfología de su hemipene ─uno de los dos órganos reproductores de los reptiles escamosos macho─ , y ADN nuclear y mitocondrial. “La nueva especie es hermana de A. aequatorialis, por lo que sugerimos que los registros previos de A. aequatorialis en Colombia corresponden a la nueva especie descrita en este artículo”, dice el informe.
Carolina Reyes-Puig, bióloga, investigadora de la Universidad San Francisco de Quito y una de las autoras del artículo científico, le dijo a Mongabay Latam que se visitaron varios museos colombianos donde se tenía referenciada a esta especie como Anolis aequatorialis cuando en realidad se trataba de dracula. “Ambas especies son muy crípticas, es decir, muy similares a simple vista y parecen la misma especie. Pero al realizar todas las comparaciones morfológicas se pudo comprobar que tenían grandes diferencias”, comenta la investigadora.
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El factor diferenciador
En términos generales Anolis dracula es mucho más pequeña que Anolis Aequatorialis, pero, según Carolina Reyes-Puig, lo que saltó a la vista fue la diferencia de los hemipenes de ambas especies, “el tamaño relativo del hemipene de la nueva especie es mucho más grande. Cinco a seis veces más grande”.
Identificarla como nueva luego de este hallazgo fue algo fácil. Lo complejo para los investigadores vino después, cuando tuvieron que realizar la descripción detallada de todos los caracteres, para tratar de separarla por todos los medios de su especie hermana. Eso tomó cerca de tres años (2015-2018).
Mario Yañez, herpetólogo, investigador del Instituto Nacional de Biodiversidad (Inabio) de Ecuador y otro de los autores del artículo científico, le dijo a este medio que una de las cosas que más les llamó la atención fue que Anolis aequatorialis ─cuya descripción se había hecho mucho más al sur del Ecuador, ha sido muy bien muestreada y es muy bien conocida─ tenía ligeras variaciones en los patrones de coloración si se comparaba con la lagartija que encontraron en los límites entre Colombia y Ecuador. “Tuvimos la precaución de recolectar una serie grande de animales para ver la variación y cuando ya los preparamos como piezas zoológicas para depositarlos en las colecciones, notamos que sus hemipenes eran más grandes”.
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Eso llevó a que los investigadores hicieran un estudio más exhaustivo con análisis osteológicos (estudio de los huesos) y de morfología ─la longitud y ancho de la cabeza, el largo de las patas, entre otros─. “En cerca de 10 variables encontramos que había diferencias significativas, lo que se sumó posteriormente al análisis filogenético (comparación a nivel de ADN de ambas especies) donde se concluyó que las poblaciones limítrofes de Colombia y Ecuador eran un linaje independiente de la especie que solo vive en Ecuador”, dice Yañez.
De acuerdo a lo que han analizado los investigadores, Anolis dracula es un reptil de comportamiento diurno. Tiene las extremidades más pequeñas que su hermana aequatorialis, lo cual quiere decir que es una especie forrajeadora, se encuentra principalmente en el suelo, mientras que su hermana es una especie más arbustiva. Los registros tomados en la noche mostraron al animal durmiendo y para hacerlo con tranquilidad toma la coloración de la hoja o tronco sobre el que se posa; esto le permite pasar desapercibido para los depredadores.
Su dieta está compuesta por hormigas, escarabajos, mariposas, arañas y un porcentaje representativo de moscas. “Eso facilita que haya un equilibrio en los consumidores primarios, que son los insectos. Las lagartijas juegan un rol muy importante porque son reguladoras de los invertebrados”, asegura el herpetólogo Mario Yañez.
La nueva especie ya tiene amenazas
En palabras de Mario Yañez, “esta especie (Anolis dracula) nos ha motivado bastante para reflejar la alta diversidad que contiene la cuenca del Río Mira, un área binacional que cuenta con un alto nivel de endemismo, único en la región del Chocó. Es un esfuerzo también para que las comunidades científica y conservacionista vuelquen sus ojos a una región que por razones geopolíticas y militares ha sido de muy difícil acceso”.
La difícil situación de orden público que se vive en el suroccidente de Colombia y que ha afectado incluso el lado ecuatoriano, sin duda es una amenaza para la conservación de esta especie y no solo esto, sino para el conocimiento de fauna y flora en el lugar. Según Yañez, del lado colombiano se pueden ver bastantes áreas transformadas para la producción de coca, lo cual es una amenaza.
Otro peligro para la nueva lagartija es que del lado ecuatoriano hay un fuerte incremento de concesiones mineras. Además, dentro del Sistema Nacional de Áreas Protegidas de Ecuador no está representado el ecosistema donde habita la nueva especie. “Esta es un área que no tiene ninguna protección por parte del Estado, ni reservas privadas. Solo hasta hace 3 años la fundación Ecominga fue a esta zona y ahí registraron el género dracula de orquídeas, que es el más diverso en la zona, y decidieron comprar estas tierras de bosques montanos y de neblina”, cuenta la investigadora Carolina Reyes-Puig.
El artículo original fue publicado en Mongabay Latam. Puedes revisarlo aquí.
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