El crecimiento de los menores depende de factores genéticos, ambientales y nutricionales. Sin embargo, indicadores como la estatura, el peso y el nivel de hemoglobina nos pueden ayudar a conocer mejor el estado nutricional de nuestros niños y niñas.
Los niños sanos aprenden mejor, son más productivos y están en mejores condiciones para desarrollar al máximo su potencial. Por ello, todos debemos comprometernos a mejorar su nutrición, promoviendo la salud de las madres, los lactantes y los niños pequeños.
Sin embargo, a pesar de los progresos contra la desnutrición y la anemia a nivel global, 149 millones de niños menores de 5 años aún siguen sufriendo de retraso en el crecimiento y el desarrollo, según Unicef. Al respecto, también señala que, en la actualidad, el mundo se enfrenta a una doble carga de malnutrición que incluye tanto la desnutrición como la alimentación excesiva y el sobrepeso, situación que acarrea riesgos en su salud.
Una dieta correcta y adecuada, además de proporcionar energía y nutrientes necesarios para el crecimiento de los niños y niñas, debería cumplir también otros objetivos como el refuerzo de su sistema inmunológico para prevenir y enfrentar enfermedades, reducir el riesgo de sufrir patologías como la diabetes y otras cardiovasculares, además de tener un buen desarrollo cognitivo y emocional.
¿Qué indicadores nos ayudan a conocer el estado nutricional de los niños?
Los hábitos alimentarios, la actividad física y los estilos de vida son cruciales en la niñez; por lo que una alimentación adecuada que aporte las calorías necesarias y los nutrientes esenciales es indispensable para que los niños y niñas puedan convertirse en adultos sanos.
Para lograrlo, debes vigilar periódicamente indicadores como el ritmo de crecimiento de acuerdo a su edad y los niveles de hemoglobina en su sangre.
1. Peso y talla de acuerdo a la edad
Además de la importancia de la nutrición durante los primeros años de vida para el desarrollo del cerebro de los niños, debemos recordar que también se encuentran en constante crecimiento físico. Por lo tanto, la evaluación del peso y la talla son una herramienta importante para estar al tanto del estado nutricional de los más pequeños.
Cabe destacar que datos como el peso y la talla también dependen de otros factores como la genética familiar, por lo que son los pediatras quienes en las revisiones periódicas van a analizarlos y junto a otros exámenes, podrán detectar problemas como subnutrición, sobrepeso y obesidad.
2. Niveles de hemoglobina
La hemoglobina son proteínas presentes en la sangre que se encargan de transportar oxígeno a todo nuestro organismo para que funcione correctamente. Por ello, es importante consumir hierro, un mineral necesario para el crecimiento y que el cuerpo utiliza para fabricar la hemoglobina.
Los niveles bajos de hemoglobina indican enfermedades como la anemia, que puede manifestarse a través de síntomas como la fatiga, debilidad, pérdida de apetito, falta de energía, presión arterial baja y piel pálida.
Podemos saber si el menor presenta anemia realizando una serie de pruebas médicas que incluyen un registro y lectura de antecedentes, además de un hemograma completo (análisis de sangre), en el que se evalúa el nivel de hemoglobina en la sangre y hematocritos. Cuando esta cifra se presenta más baja de lo esperada, quiere decir que la persona tiene anemia.
En los bebés los signos iniciales son muy difíciles de detectar y pueden evolucionar a un cuadro de gravedad, solo reconocible cuando presenta un aspecto pálido, frecuencia cardíaca acelerada, respiración acelerada e hipotensión arterial. Por ello, desde los 4 meses de edad, se le debe realizar el tamizaje (toma de muestra de sangre del talón) o despistaje de hemoglobina o hematocrito para descartar anemia.
Por otro lado, para diagnosticar a los niños y niñas a partir de los 3 años, se puede recurrir a la observación de la curva de crecimiento (estatura, peso y el tamaño de la cabeza), así como realizar los análisis que recomiende el pediatra.
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