Las necesidades nutricionales de los niños cambian conforme van creciendo. Aquí te contamos cuáles son los momentos claves para alimentar bien a tus hijos desde sus primeros años de vida.
En la actualidad, la anemia en niños menores de tres años es un problema de salud pública en el Perú y el mundo. De acuerdo con Unicef, esta es una de las principales causas de deficiencias cognitivas en la población infantil que impacta en su desarrollo motriz y su rendimiento escolar, perjudicando su futuro.
Además, agrega que, la buena nutrición es esencial para la supervivencia, la salud y el desarrollo de los seres humanos, incluso desde antes de nacer. De esta manera, las mujeres bien alimentadas corren menos riesgos durante el embarazo, el trabajo de parto y tanto el desarrollo físico como mental de sus hijos es mucho más sólido.
Sin embargo, la pandemia ha afectado la economía de las familias peruanas y, por lo tanto, han tenido menores posibilidades de acceder a alimentos nutritivos y de calidad. De hecho, un estudio realizado por el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) entre abril y junio de este año muestra que en el 40,5% de los hogares que tienen entre sus miembros a un niño, niña o adolescente, al menos uno de ellos presenta déficit calórico.
Frente a esta situación, es relevante recordar prestar especial atención a la alimentación de nuestros hijos en cada etapa de sus vidas, ya que desde la gestación hasta la adolescencia tienen necesidades nutricionales específicas. Además, a lo largo de su crecimiento también desarrollan vínculos con la comida y configuran su régimen alimenticio según lo que observan en casa.
Por ello, a continuación, te contamos cuáles son los momentos clave para prevenir la desnutrición a lo largo del crecimiento de tus niños:
Lactancia
Un sistema inmunológico fortalecido desde una edad temprana ayudará a los niños y niñas a combatir diversas enfermedades, entre ellas las diarreicas y respiratorias causadas por distintos virus y bacterias. En este sentido, la leche materna se presenta como un alimento natural y con todos los nutrientes necesarios para proteger a los menores.
La lactancia materna reporta beneficios enormes para el niño, sobre todo en la primera hora de vida. De acuerdo con los expertos, el calostro –la primera leche que produce la madre– protege el sistema inmunitario del bebé contra las infecciones e inflamaciones.
Asimismo, cada vez existen más indicios de que la lactancia materna ayuda a reducir la incidencia del sobrepeso y la obesidad, y a prevenir enfermedades crónicas como la diabetes en etapas posteriores de la vida. Por ello, se recomienda alimentar a los lactantes exclusivamente con leche materna durante los primeros seis meses de vida.
Alimentación complementaria
A partir de los seis meses, se debe complementar la lactancia materna con diferentes alimentos nutritivos. En esta etapa, cuando los niños comienzan a comer alimentos blandos, semisólidos o sólidos, necesitan dietas nutritivas y seguras con una variedad de nutrientes para crecer bien.
Al respecto, la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que los niños a esta edad coman un mínimo de cinco de los ocho grupos de alimentos (lácteos, proteínas, carbohidratos, verduras, frutas, cereales y grasas) , ya que si su alimentación no es lo suficientemente diversificada es posible que no obtengan suficientes nutrientes para crecer bien, lo que puede tener un efecto devastador en sus cuerpos y cerebros.
De igual forma, es importante tener en cuenta que los menores –sobre todo entre los 6 y 23 meses de edad– se benefician especialmente de los alimentos de origen animal como la carne, el pescado, los huevos y los productos lácteos, que les aportan nutrientes esenciales y vitamina A, hierro, zinc y calcio.
Consumo de hierro
La anemia se produce principalmente por una dieta pobre en hierro, un mineral necesario para el crecimiento y que el cuerpo utiliza para fabricar proteínas presentes en la sangre encargadas de transportar oxígeno a todo nuestro organismo para que funcione correctamente, lo que conocemos como hemoglobina.
Para niños y niñas más grandes, es importante que consuman alimentos de origen animal ricos en hierro como carnes, vísceras (sangrecita, hígado y bofe) y pescados. También alimentos de origen vegetal como las menestras: frijoles, lentejas, habas secas; y en hojas de color verde oscuro: espinaca, acelga y col, que deben ser consumidos junto con alimentos fuente de vitamina C (como el limón y la naranja) para favorecer la absorción de este mineral.
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