La anemia es un problema de salud pública que pone en peligro el desarrollo físico y cognitivo de los niños menores de 3 años, afectando incluso el futuro del país.
¿Sabías que la anemia afecta a 4 de cada 10 niños en el Perú, según los datos de la última Encuesta Demográfica y de Salud Familiar (Endes)? Los pequeños que padecen esta enfermedad no cuentan con suficientes glóbulos rojos sanos, lo que termina por impactar negativamente en su desarrollo.
A nivel físico, algunos de sus síntomas son la debilidad, fatiga, ictericia y aumento de la frecuencia cardíaca; además de la característica palidez en la piel, el interior de los párpados, mejillas, labios y uñas.
A todo esto, se suman consecuencias de aspecto cognitivo que inclusive pueden repercutir en el crecimiento del país. De hecho, de acuerdo con la Organización Mundial de Salud, la anemia impacta negativamente en el rendimiento escolar y la futura productividad laboral en la adultez.
¿Qué causa la anemia?
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la carencia de hierro es la principal causa de la anemia, la deficiencia nutricional más prevalente en todo el mundo: afecta al 33% de las mujeres no embarazadas, al 40% de las embarazadas y al 42% de los niños.
Esta deficiencia de hierro puede ser causada por carencias nutricionales debidas a un régimen alimentario inadecuado o si el cuerpo tiene dificultades para absorber este mineral.
No obstante, también es posible que otros factores causen anemia. Por ejemplo, la deficiencia de vitamina B12, infecciones (paludismo, tuberculosis o VIH), inflamaciones, enfermedades crónicas, afecciones ginecológicas y trastornos hereditarios de los glóbulos rojos.
Para un tratamiento adecuado, es necesario que un pediatra diagnostique el tipo de deficiencia que tiene el niño.
¿Cómo puedo saber si mi hijo tiene anemia?
Para corroborar si tu niño tiene o no anemia, es clave que se haga un examen clínico de sangre al menos una vez al año, de acuerdo con el Instituto Nacional de Salud. Este análisis debe tener en cuenta el nivel de hemoglobina —componente más importante de los glóbulos rojos— y el porcentaje de hematocritos o la cantidad del volumen de la sangre ocupado por los glóbulos rojos.
Entre los seis meses y los cuatro años lo normal es tener entre 11g/dL o superior; entre 5 y 11 años, 11,5g/dL o superior; y entre 12 y 14 años de edad, 12g/dL o superior. Por su parte, los niveles de hematocritos deben mantenerse entre el 30 % al 44 % para los niños, según su edad.
¿Qué puedo hacer para enfrentar la anemia?
Una dieta nutritiva y variada es un factor importante en la prevención de la anemia, ya que todos los alimentos son absorbidos e incorporados a nuestro organismo a través de la asimilación de nutrientes.
Si la anemia es por deficiencia de hierro
En el caso de anemia ferropénica, el hierro se encuentra naturalmente presente en los alimentos y se puede obtener las cantidades recomendadas mediante el consumo de carnes, pescados, vísceras, cereales, menestras, vegetales y algunos frutos secos.
Para los lactantes, se recomienda alimentarlos exclusivamente con leche materna durante los primeros seis meses de vida. Después de este tiempo, se debe complementar la lactancia materna con diferentes alimentos nutritivos.
Para niños y niñas más grandes, es importante que consuman alimentos de origen animal ricos en hierro como carnes, vísceras (sangrecita, hígado y bofe) y pescados. También alimentos de origen vegetal como las menestras: frijoles, lentejas, habas secas; y en hojas de color verde oscuro: espinaca, acelga y col, que deben ser consumidos junto con alimentos fuente de vitamina C (como el limón y la naranja) para favorecer la absorción de este mineral.
Además, al ser diagnosticados con anemia por deficiencia de hierro, los niños deben consumir suplementos de sulfato ferroso o complejo polimaltosado ferroso en la dosis que indique el pediatra.
Si la anemia es por deficiencia de vitamina B12
La vitamina B12 es un nutriente que ayuda a mantener la salud de las neuronas y la sangre, además de prevenir la anemia megaloblástica, un trastorno de la sangre que causa cansancio y debilidad.
Para prevenir este tipo de anemia, la dieta de los más pequeños debe incluir alimentos que contengan vitamina B12, tales como carne de res, carne de aves, mariscos, huevos, cereales fortificados para el desayuno y productos lácteos.
Asimismo, debe tratarse con dosis de vitamina B12 por vía oral o intramuscular según como lo indique el pediatra.
Recuerda que es clave llevar a tus hijos a los controles médicos de manera periódica. En los niños en edad escolar es recomendable realizar un examen de sangre cada 6 meses para identificar la presencia de anemia y realizar un tratamiento oportuno.
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