La anemia infantil, un problema de salud pública causado principalmente por la falta de una dieta rica en hierro, puede tener efectos duraderos en el desarrollo de tus hijos. Te contamos cómo combatirla.
¿Sabías que, en el Perú, cuatro de cada diez niños sufren de anemia, de acuerdo con la última Encuesta Demográfica y de Salud Familiar (Endes)? Una cifra que nos alerta sobre un problema de salud pública que puede afectar el desarrollo de quienes son el futuro de nuestro país y el mundo.
Perú venía logrando la disminución de niveles de anemia infantil con éxito y según datos del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), para el 2019, se redujo en 3.4% a nivel nacional. Sin embargo, la pandemia fue un duro golpe para la salud y la economía de muchas familias, y los más pequeños se vieron expuestos a la falta de alimentos nutritivos y atención sanitaria. Esta situación hizo que retrocedamos 4 años en la lucha contra esta enfermedad.
¡Atención a estos síntomas!
Una de las principales causas de la anemia en niños menores de 3 años es la deficiencia de hierro. No obstante, la mala absorción de este mineral y las pérdidas excesivas de sangre debido a otros problemas de salud también pueden contribuir al desarrollo de esta enfermedad.
Es fundamental que los padres y cuidadores estén atentos a los primeros síntomas de anemia. En niños pequeños, la deficiencia de hierro se puede manifestar como palidez de la piel y las membranas mucosas, fatiga, irritabilidad, dificultad para concentrarse y en casos más graves, retrasos en el desarrollo físico y cognitivo.
Al respecto, la Dra. Ramos, directora médica de Pacífico Salud EPS, nos indica que la anemia es una enfermedad que cuando es leve no presenta muchas manifestaciones, pero conforme se acentúa también se pueden observar algunos cambios en el comportamiento del niño como menos energía para jugar y sueño constante, incluso en clases. Y si bien los docentes pueden alertarnos sobre la presencia de estos signos, es importante anticiparnos y prevenirlos con una dieta rica en hierro.
Por otro lado, si ya sospechas que tu hijo o hija padece anemia, recuerda acudir a un profesional de la salud para un diagnóstico preciso y un plan de tratamiento adecuado que podría incluir cambios en la dieta y suplementos de hierro.
Impacto de la anemia en el aprendizaje y el futuro laboral
Según la Organización de Estados Americanos (OEA), el que un niño esté o no bien alimentado durante los primeros años de vida puede tener un efecto profundo en su salud, así como en su habilidad para aprender, comunicarse, pensar analíticamente, socializar efectivamente y adaptarse a nuevos ambientes y personas. En consecuencia, el rendimiento académico de los niños y adolescentes disminuye y genera una mayor probabilidad de abandono escolar, repetición de años o retrasos.
En la adultez, las personas con anemia pueden experimentar fatiga crónica, debilidad física y falta de energía, lo que podría limitar su capacidad para llevar a cabo tareas laborales de manera efectiva y eficiente. Para hacernos una idea, el estudio “Reversing productivity losses from iron deficiency: the economic case” del Banco Asiático de Desarrollo y UNICEF, señaló que la anemia puede generar pérdidas de entre 10% y 17% en los salarios para aquellos que realizan trabajos moderadamente activos y físicos pesados, respectivamente.
A nivel nacional, los altos índices de anemia infantil representan una gran preocupación para la educación, agricultura y minería; actividades productivas claves para el desarrollo económico. De hecho, conforme un estudio realizado por Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS) en el Perú, se estima que solo en el 2019, la anemia generó una pérdida de más de 5 500 millones de soles para el país.
Sigue estas recomendaciones para combatir la anemia
Una buena alimentación es esencial para combatir la anemia. El hierro se encuentra naturalmente presente en los alimentos y se puede obtener las cantidades recomendadas mediante el consumo de carnes, pescados, vísceras, cereales, menestras, vegetales y algunos frutos secos.
Recuerda que las necesidades nutricionales de los niños cambian conforme van creciendo. En el caso de los lactantes, se recomienda alimentarlos exclusivamente con leche materna durante los primeros seis meses de vida. Después de este tiempo, se debe complementar la lactancia materna con diferentes alimentos nutritivos.
Para niños y niñas más grandes, es importante que consuman alimentos de origen animal ricos en hierro como carnes, vísceras (sangrecita, hígado y bofe) y pescados. También alimentos de origen vegetal como las menestras: frijoles, lentejas, habas secas; y en hojas de color verde oscuro: espinaca, acelga y col, que deben ser consumidos junto con alimentos fuente de vitamina C (como el limón y la naranja) para favorecer la absorción de este mineral.
También es necesario llevar a tus hijos a los controles médicos de manera periódica. En los niños en edad escolar es recomendable realizar un examen de sangre cada 6 meses para identificar la presencia de anemia y realizar un tratamiento oportuno.
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