Si todo ocurre como lo planeado, la OSIRIS-Rex aterrizará en el astro para tomar rocas de su superficie.
Todo va quedando listo para uno de los eventos científicos más importantes del año (en un 2020 plagado de ellos). La NASA, con la nave OSIRIS-Rex, intentará aterrizar en el mes de octubre sobre el asteroide Bennu, descubierto en 1999, que ha causado gran extrañeza entre los científicos al liberar partículas activamente hacia el espacio.
Con unos 490 metros de diámetros y entre 100 y 1000 millones de años de existencia, Bennu es un punto de interés para la ciencia por estar “vivo”. Cada 4 horas y 20 minutos, lapso de su rotación, arroja partículas y rocas, muchas de ellas que regresan a su superficie, mientras que otras se liberan e inician su camino en el espacio por la llamada fractura térmica producto del rápido calentamiento y enfriamiento de ellas.
Solo hace días, un grupo de científicos publicó un artículo en el que revelan detalles sobre esta actividad y su desprendimiento regular de rocas. Además de estrés térmico, también consideran que el vapor de agua liberado y el impacto de pequeños meteoritos contribuyen a ello.
Por otro lado, el otro punto de interés es la composición de minerales del asteroide. Sus grandes rocas en la superficie están compuestas de materiales hidratados y ricos en carbono, las llamadas condritas carbonáceas de las que se creen que trajeron el agua a la Tierra.
¿Cómo aterrizará?
La nave OSIRIS-Rex fue lanzada de la Tierra en 2016 y llegó al asteroide el 3 de diciembre de 2018. Ella está a la sombra del astro, rota con él y se ha acercado en múltiples ocasiones para fotografiarlo.
Sin embargo, su reto máximo es posicionarse sobre la superficie. Ya en agosto de este año tuvo un ensayo en el que se acercó a solo 40 metros de la superficie, por lo que, en octubre, debe realizar el proceso sin mayores inconvenientes.
El próximo 20 de octubre, la nave tocará la superficie por segundos, disparará una carga de nitrógeno presurizado para perturbar la superficie y recolectará una muestra antes de que la nave espacial retroceda. Todo será realizado de forma automatizada y solo tendrá monitoreo de los científicos de la misión.
La OSIRES-Rex regresará al planeta en septiembre de 2023 para traer las muestras del asteroide.
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