Los orificios se crearon tras largos años y HIRISE hizo gala de su alta sensibilidad y definición.
Un agujero de decenas de metros de diámetro, descubierto en enero por el orbitador marciano MRO de la NASA, ha puesto a prueba la capacidad de su cámara de alta resolución para mirar en el interior.
Este pozo se encuentra en Tractus Fossae, una región de grandes crestas y canales creados por la actividad tectónica de hace mucho tiempo, cerca de la altiplanicie volcánica de Tharsis, una región enorme en Marte que incluye los tres grandes volcanes Ascraeus Mons, Pavonis Mons y Arsia Mons, informa Universe Today.
La observación estaba destinada a examinar un pozo identificado en una imagen de la cámara de contexto para ver si HiRISE podría resolver algún detalle en su interior. En la imagen de arriba, vemos la vista "normal" de la imagen HiRISE a la izquierda, mientras que la derecha muestra lo que sucede cuando tratamos de "mejorar" el brillo de los píxeles en el pozo.
Según informa la web del equipo que controla la cámara, HiRISE es lo suficientemente sensible como para ver realmente las cosas en este pozo oscuro. Dado que el equipo giró casi 30 grados para capturar esta imagen, puede verse el muro este de la fosa.
El piso del pozo parece ser arena suave y se inclina hacia el sureste. La esperanza era determinar si se trataba de un pozo aislado, o si se trataba de una claraboya (ventanta abierta en la parte superior) en un túnel, al igual que las claraboyas en los tubos de lava de Hawai. "Obviamente no podemos ver ningún túnel en las paredes visibles, pero podrían estar en las otras paredes que no son visibles", señala el comunicado.
Europa Press
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