El uso de excrementos humanos podría generar electricidad y ayudaría a financiar servicios de saneamiento.
Científicos canadienses quieren utilizar excrementos humanos como fuente de recursos económicos para las poblaciones más pobres del planeta convirtiendo los desechos en energía, lo que podría generar centenares de millones de dólares al año en ingresos.
Los científicos de la Universidad de las Naciones Unidas y el Instituto para el Agua, Medioambiente y Salud de la ONU, dijeron a Efe que su propuesta también tiene grandes beneficios medioambientales, sociales y sanitarios.
"Hemos explorado los beneficios sanitarios, medioambientales y económicos especialmente en pequeñas comunidades de Uganda. Lo vemos como una solución práctica para el desarrollo sostenible", explicó la científica Corinne Schuster-Wallace, principal autora de un estudio "Valorar los excrementos humanos como una fuente de energía".
El estudio, que se ha dado a conocer de cara al Día Mundial del Retrete, a celebra el próximo 19 de noviembre, cifra en 9.500 millones de dólares al año el valor del biogás que se produciría aprovechando todos los excrementos generados por la población mundial.
Schuster-Wallace añadió que el objetivo del aprovechamiento económico de los excrementos humanos es financiar la construcción de servicios de saneamiento para los 1.000 millones de personas que defecan al aire libre por no tener acceso a retretes (un 60 % en India) y los 2.400 millones que sólo cuentan con servicios mínimos.
Otro de los autores de la propuesta, el doctor Chris Metcalfe, de la Universidad de Trent (Canadá), declaró que "en muchas partes del mundo no se tiene la capacidad económica para construir la infraestructura de servicios de saneamiento".
"En Uganda y otras partes del mundo se defeca al aire libre o se utilizan letrinas de fosa. Lo que estamos es proporcionar un incentivo económico para construir esa infraestructura, lo que mejoraría la calidad del agua y reduciría el consumo de bosques que se utilizan ahora para producir carbón vegetal", añadió Metcalfe.
Si sólo se utilizasen los excrementos de los 1.000 millones de personas que defecan al aire libre, el valor del biogás generado equivaldría a entre 200 y 376 millones de dólares al año. También generarían entre 4,8 y 8,5 millones de toneladas de carbón vegetal.
La propuesta de los científicos canadienses se basa en el uso de sistemas de digestión anaeróbica, que aprovechan la descomposición de material orgánico por bacterias que viven en ambientes en los que no existe oxígeno.
La digestión anaeróbica genera dos productos. El primero es un biogás, que es metano en un 60 %. El segundo es estiércol que tiene una elevada cantidad de nutrientes y puede ser utilizado como fertilizante pero también puede ser secado y utilizado como combustible.
El aprovechamiento del biogás producido a partir de excrementos humanos podría generar electricidad para alimentar 138 millones de hogares, el equivalente a los existentes en Indonesia, Brasil y Etiopía de forma combinada, dijeron los investigadores.
Y la utilización del estiércol, una vez secado y calcinado, produciría 2 millones de toneladas de un combustible similar al carbón vegetal.
El doctor Metcalfe dijo que "reciclamos los nutrientes de los desechos humanos de forma efectiva a través de la agricultura en muchos lugares pero se presta mucha menos atención al valor potencial energético de los excrementos".
Los científicos proponen instalar estos sistemas de digestión anaeróbica en comunidades rurales, escuelas y otros centros donde se acumulan elevados números de personas para generar recursos económicos.
Schuster-Wallace explicó que según un estudio que los científicos realizaron de una prisión de Uganda con una población de 1.250 personas, costaría menos de 100.000 dólares establecer las letrinas y el sistema de digestión anaeróbica. Y los costes de operación anuales serían de 5.000 dólares.
"Con el uso del biogás como combustible y los ingresos de los excrementos secos como carbón vegetal, la inversión se recupera en un periodo de 18 a 24 meses", dijo Schuster-Wallace.
La investigadora añadió otro beneficio que supone la instalación de los sistemas de digestión anaeróbica y la consiguiente mejora de los servicios de saneamiento.
"En las escuelas de Uganda donde se han instalado estos sistemas y servicios de saneamiento, se ha producido un espectacular aumento de la asistencia de estudiantes femeninas relacionado con la mejora de la higiene del ciclo menstrual", explicó la científica.
EFE
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