Los científicos esperan que el xenotrasplante, la práctica de trasplantar un órgano entre diferentes especies, algún día pueda aliviar la escasez de órganos de donantes.
Investigadores de la firma biotecnológica estadounidense eGenesis han presentado un estudio en el que detallan cómo un mono sobrevivió dos años gracias al trasplante de un riñón de cerdo.
Publicado en la revista Nature, el artículo es un hito en medio de la carrera por los xenotrasplantes, técnica en la que se trasplantan órganos entre diferentes especies.
Una hazaña médica
Esta es una "prueba de principio en primates no humanos para decir que nuestro órgano [diseñado genéticamente] es seguro y sustenta la vida", señala Wenning Qin, biólogo molecular de la empresa de biotecnología eGenesis en Cambridge, Massachusetts, y coautor del estudio.
Los investigadores dicen que este estudio proporcionará más datos a reguladores como la Administración de Alimentos y Medicamentos de EE. UU., que está considerando aprobar los primeros ensayos en humanos de trasplantes de órganos no humanos
Para la prueba, los científicos eligieron la raza de cerdo de Yucatán porque tiene un peso similar al de la mujer estadounidense promedio: alrededor de 68 kilos. Su riñón también es aproximadamente del mismo tamaño que el de un humano.
Los científicos modificaron genéticamente a los cerdos para que sus riñones pudieran transferirse a otra especie y mejorar las posibilidades de que los órganos no fueran rechazados. Incluso cuando un ser humano dona un órgano a otro ser humano, el receptor tiene que tomar medicamentos para inhibir su sistema inmunológico por el resto de su vida para que su cuerpo no rechace el órgano del donante.
Los investigadores dijeron que tres modificaciones genéticas en el cerdo fueron críticas. Uno eliminó la parte de los genes que producen antígenos de glicol, estructuras en forma de cadena formadas por moléculas de azúcar que podrían hacer que el cuerpo del receptor rechace el riñón. Otros equipos han utilizado este tipo de edición genética, pero los animales receptores no vivieron tanto.
No obstante, los investigadores agregan que fueron las dos dos ediciones genéticas adicionales las que parecían ser claves para extender la vida de los monos en este estudio. La segunda edición consistió en insertar siete genes humanos que regulan las vías de rechazo renal. Los investigadores también inactivaron retrovirus andróginos (los restos de antiguas infecciones virales que están latentes o inactivas en el cerdo) para evitar que se activen una vez que el órgano fue trasplantado a otra especie.
El equipo trasplantó riñones de cerdo a más de 20 monos, aunque no todos tenían todas las modificaciones genéticas. Ninguno de los monos que recibieron riñones de cerdos sin los siete genes humanos sobrevivió más de 50 días. Los monos que obtuvieron la combinación completa vivieron mucho más: cinco vivieron más de un año y uno vivió más de dos.
Se necesitan donantes
Estos científicos esperan que su estudio de concepto pueda conducir pronto a ensayos en humanos.
En Estados Unidos, más de 90 mil personas están en lista de espera para recibir un nuevo riñón porque uno o ambos han fallado. A nivel mundial, alrededor del 8 % al 16 % de las personas tienen problemas renales, y es una de las principales causas de muerte: mató a más de 250 mil personas en 2019, según muestran los estudios. La diálisis puede ayudar a eliminar los desechos y el exceso de líquido en la sangre, pero realiza solo entre el 10 % y el 15 % del trabajo de un riñón sano, y las personas en diálisis enfrentan un 50 % de posibilidades de morir dentro de los cinco años posteriores al tratamiento, según estudios.
Alrededor de 170 millones de personas en Estados Unidos se han inscrito para ser donantes de órganos, pero sólo 3 de cada 1000 personas mueren de tal manera que sus órganos serían viables para trasplantes, según cifras del gobierno estadounidense.
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