Enrique Bonilla

Si de recuperación de tradiciones se trata, tal vez valga la pena recordar que el origen de nuestros municipios está en los viejos cabildos, que, cuando ciertos temas lo ameritaban, convocaban a un cabildo abierto, que no era otra cosa que la reunión de pobladores, presidida por un buen vecino, que era el alcalde, el cual se encargaba de poner en práctica las decisiones que, de forma concertada, tomaba la población.

El tiempo ha demostrado que Baracco no estuvo equivocado en su concepción de construir un conjunto de edificios que conformaran un espacio monumental y altamente simbólico.

Los monumentos jamás deberían ser reconstruidos, porque se convertirían en lo que llamamos un “falso histórico”.

El concepto de reciclaje, como lo llamamos hoy, era una práctica común que podía abarcar desde el reúso de un edificio existente que se adaptaba a nuevas necesidades, a la reutilización de los materiales más perdurables

La pandemia nos ha dejado sin argumentos en un mundo donde, como dice el periodista español Iñaki Gabilondo, la pregunta no es “¿qué viene?”, sino “¿qué podemos hacer?”.

He allí otra mirada que nos señala que no solo es necesario organizar, también hace falta componer; en buen romance, crear belleza; y para eso hace falta mucho diseño, para que el mundo siga mejorando.

Parte del problema de nuestra ciudad está en el modo de gobernar; es decir, la gobernanza, que es ejercida tanto por la MML como por los municipios distritales, que no siempre tienen acciones concertadas, más bien a veces son muy contradictorias.

Como bien lo sabemos los limeños, el modelo hace tiempo que colapsó en las grandes ciudades, como es el caso de nuestra Lima.

Su apuesta por la movilidad sostenible incluye un desincentivo del uso del automóvil, al que denomina “colesterol urbano”, debido a que tapona las arterias, en este caso las vías de la ciudad, trasladando a muy pocas personas.

La huella que muchas veces deja uno de aquellos en una urbe se hace muy intensa y puede generar una marca que dure siglos incluso.