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Mucho diseño

He allí otra mirada que nos señala que no solo es necesario organizar, también hace falta componer; en buen romance, crear belleza; y para eso hace falta mucho diseño, para que el mundo siga mejorando.

Días atrás, atendiendo una gentil invitación del lnstituto Italiano de Cultura, participé como presentador de la expositora invitada, la diseñadora Giulia Damiani, por el Internacional Design Day (IDD). Es interesante constatar cómo el made in Italy sigue siendo importante en el mundo del diseño y lo mucho que se valora tanto la calidad utilitaria como estética de los objetos en los diversos campos del design, sea industrial, gráfico-arquitectónico e incluso urbano y territorial.

En el año 2013, con ocasión de la muestra Italian Style: Dressing Home, que se expuso en la Universidad de Lima, se pudo observar una serie de objetos diseñados por designers italianos, la mayor parte de ellos arquitectos de profesión. Nombres como Franco Albini, Achille Castiglioni, Giotto Stoppino, Aldo Rossi o Marco Zanuso firmaban como autores de diversos objetos utilitarios: lámparas, sillas, sillones y mesas, todos representativos del diseño moderno y fabricados por empresas italianas. Tomando como referencia un escrito del filósofo Walter Benjamin –que, en la tercera década del siglo XX, se preguntaba por el rol de la obra de arte en la época de su reproductibilidad técnica–, señalamos que una obra de autor –es decir, el diseño y la construcción de objetos que en el pasado se encargaban a artesanos calificados o artistas–, con los procesos industriales de hoy, se puede reproducir por miles y tal vez millones de veces. El valor artístico está ahora en la calidad del diseño. Es por eso que el siglo XX y lo que va del siglo XXI son el tiempo del diseño, y los designers han adquirido una aureola antes reservada para los artistas de obras únicas e irrepetibles.

“Diseño” y design en inglés son términos derivados de la palabra italiana disegno, que significa “dibujo”, pero es mucho más que eso. El diseñador alemán Gui Bonsiepe define al diseño como “Hacer disponible un objeto para una acción eficaz”. El fundamento del diseño está en eso: en elaborar objetos útiles o espacios –como sucede en arquitectura– que nos permitan mejorar las condiciones para desarrollar nuestras actividades cotidianas y –por qué no decirlo– la propia vida humana en general. El diseño no es otra cosa que prefigurar algo, dibujarlo y luego materializarlo o construirlo, para verificar su validez. El valor estético de un buen diseño llegará después de verificarse su calidad utilitaria. Pero implicará un esfuerzo doble del diseñador hacer algo funcional y además bello; organización y composición, decimos en arquitectura.

| Fuente: Unsplash

Por otro lado, esta presentación me dio la oportunidad para revisar algunos conceptos y releer artículos que hablan del diseño, entre ellos el que escribió el arquitecto, artista y escritor catalán Óscar Tusquets, titulado “Demasiado diseño”. En este artículo, el autor, con el habitual sentido irónico que emplea en sus ensayos, reflexionaba primero sobre si esto del diseño no es solo una cantaleta de personas sofisticadas, como a veces se nos ve a los que profesamos disciplinas vinculadas con el diseño. En segundo lugar, se plantea si de alguna forma las cosas ya están demasiado diseñadas –de allí el título del ensayo– como para continuar diseñándolas. El autor demostraba con ejemplos que las cosas todavía podían ser mejoradas, que siempre queda algo por diseñar.

En el Día del Diseño Italiano, Giulia Damiani nos ha traído otra forma de ver el diseño. Utilizando un enfoque sistémico, nos propone cosas muy interesantes, basadas en su experiencia profesional de trabajo colaborativo. Diseñar espacios públicos dibujando con los actores –usuarios– de los mismos una intervención en una plaza en Barcelona para la creación de un Mercado de la Tierra o la creación de un Ecomuseo en un conjunto de pueblos de la región alpina activando las organizaciones comunales son dos propuestas expuestas en su interesante conferencia. Su fundamento: un diseño sostenible y comunitario, además de una nueva visión holística –integral– del diseño, que toca tanto el urbanismo como la planificación territorial. He allí otra mirada que nos señala que no solo es necesario organizar, también hace falta componer; en buen romance, crear belleza; y para eso hace falta mucho diseño, para que el mundo siga mejorando.

NOTA: “Ni el Grupo RPP, ni sus directores, accionistas, representantes legales, gerentes y/o empleados serán responsables bajo ninguna circunstancia por las declaraciones, comentarios u opiniones vertidas en la presente columna, siendo el único responsable el autor de la misma.
Enrique Bonilla

Enrique Bonilla Arquitecto

Director de la Carrera de Arquitectura de la Universidad de Lima. Maestro en Ciencias con mención en Arquitectura, por la Universidad Nacional de Ingeniería. Especialización en Restauración de Monumentos y Centros Históricos en el CECTI, en Florencia, Italia.

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