Los gastos escolares de febrero y marzo de cada año (correspondientes a matrículas, uniformes, útiles escolares, entre otros) son gastos “estacionales”, es decir, no se repiten todos los meses, por lo que suelen estar fuera de nuestro presupuesto habitual.
Por ello, si no nos alcanza el sueldo para poder costearlos, lo primero que debemos hacer es recurrir a nuestros ahorros, en el caso de que hayamos tenido el buen hábito de prepararnos financieramente para estos desembolsos.
Ahora bien, si no contamos con ahorros suficientes, sólo nos queda financiar los gastos escolares mediante un crédito de consumo.
Si debo solicitar un crédito de consumo, ¿es preferible pedir un préstamo personal o usar la tarjeta de crédito para estos gastos?
Si la opción es financiar estos gastos con un crédito de consumo, la tarjeta de crédito suele ser la alternativa más cara, ya que presenta tasas de interés que, en promedio, superan el 55% anual para consumos en establecimientos, y pueden llegar a más del 100% anual para disposición de efectivo.
En cambio, los préstamos personales pueden tener tasas hasta por debajo del 20% anual, sobre todo si tomamos un préstamo bajo la modalidad de “descuento por planilla” o con “cargo a la cuenta sueldo”.
Sin embargo, puede haber casos especiales donde me convenga utilizar la tarjeta de crédito en vez del préstamo personal, por ejemplo, en las campañas de 3, 6 o hasta 12 cuotas sin intereses, o en las líneas paralelas de las tarjetas con tasas preferenciales.
¿A qué plazos como máximo debería endeudarse?
Al ser un gasto “estacional”, pero que se repite todos los años mientras los hijos estén en edad escolar, el plazo máximo para un financiamiento de este tipo debería ser de 12 meses, ya que de lo contrario podría formarse una “bola de nieve” cada año y caer en sobreendeudamiento.
No obstante, si bien podríamos pedir un plazo de hasta 12 meses, lo ideal sería cancelar el crédito lo antes posible, aprovechando los ingresos “adicionales”, como la gratificación de julio y diciembre o la participación de utilidades, para “matar” esta deuda.
¿Se debería elaborar un presupuesto para no sobrepasarse en los gastos?
Un presupuesto personal o familiar es la mejor herramienta para poder mantener nuestras finanzas ordenadas, con el fin de no tomar deudas innecesarias o demasiado caras, y menos sobreendeudarnos.
Si no se cuenta con un presupuesto, se corre el riesgo de caer en morosidad con las entidades financieras y salir mal reportado en las centrales de riesgo, lo cual perjudica nuestra reputación crediticia y nuestra capacidad de endeudamiento futuro.
¿Qué otra recomendación adicional se puede dar a los padres de familia?
La primera recomendación sería el empezar a ahorrar, para prever estos gastos en el futuro. Debemos destinar un porcentaje de nuestro sueldo a “pagarnos a nosotros mismos”, con el fin de ordenar mejor nuestro presupuesto familiar.
La segunda recomendación es evaluar bien las alternativas de financiamiento, en el caso de tener que endeudarse. En este sentido, no debemos fijarnos tanto en la tasa de interés o “TEA” de un préstamo personal o una tarjeta de crédito, sino en la “TCEA”, que incluye los intereses, comisiones, seguros y otros gastos que se cobran en el financiamiento.
Comparte esta noticia