La planificación financiera es un elemento fundamental para el crecimiento sostenible de las empresas, pero también lo es para el desarrollo económico de las familias.
Por ello, es de suma importancia ordenar nuestro “bolsillo”, para lo cual el primer paso es hacer un presupuesto personal o familiar. Esta herramienta es relativamente sencilla de realizar, y consta de las siguientes etapas:
Primero: calcular mis ingresos
Si estamos en planilla, el sueldo mensual que pactamos con nuestro empleador (ingreso bruto) no es el dinero que efectivamente recibimos (ingreso neto), pues del monto base se restan una serie de conceptos.
Inicialmente, se nos descuenta el aporte previsional, ya sea por AFP u ONP, que puede llegar hasta el 13% del sueldo.
Por otra parte, si tenemos un sueldo bruto mensual por encima de S/2,075 en promedio, también pagaremos el Impuesto a la Renta de 5ta Categoría, donde las tasas son escalonadas, y van desde 8% hasta 30%.
No obstante, pueden existir otros descuentos adicionales, como el pago de la EPS, la devolución de un préstamo, entre otros.
Lo importante aquí es tener claro cuál es nuestro ingreso neto todos los meses.
Segundo: calcular mis gastos
Se pueden distinguir 5 tipos de gastos en los que incurrimos todos los meses:
Gastos domésticos: incluye el pago del crédito hipotecario o el alquiler de la vivienda, mantenimiento del edificio o seguridad, servicios básicos (luz, agua, teléfono, cable, internet y gas), servicio doméstico, u otros (impuestos, reparaciones, etc.).
Gastos de manutención: comprende rubros como alimentación, aseo personal, salud, educación y vestido.
Gastos de transporte: contiene el pago del crédito vehicular, gasolina, alquiler de cochera, mantenimiento del vehículo y seguros (si tenemos auto propio), o el servicio de taxis y pasajes de transporte público.
“Gustitos diarios”: es usual que realicemos compras “hormiga” por montos pequeños todos los días, pero si los cuantificamos de forma mensual podrían alcanzar un valor significativo. Por ejemplo: gaseosas, golosinas, cigarrillos, loterías, periódicos, etc.
“Gustitos semanales”: también son habituales las “salidas” del fin de semana o durante los días laborables por las noches, en donde gastamos, por ejemplo, en restaurantes, cines, karaokes, discotecas, bares, etc.
En este punto, lo recomendable es analizar qué gastos no son esenciales y buscar reducirlos al máximo.
Tercero: evaluar mi situación y buscar alternativas
Una vez que determinemos a cuánto ascienden nuestros ingresos y nuestros gastos, el siguiente paso es calcular si tenemos un resultado final positivo (excedentes de dinero) o negativo (faltante de dinero).
En el caso de contar con excedentes, la recomendación es generar el hábito del ahorro, el cual nos puede servir para afrontar imprevistos o alcanzar un objetivo de mediano plazo.
Sin embargo, si nuestra situación es negativa, lo ideal es aprovechar los ingresos adicionales que podamos tener algunos meses (como la gratificación, las utilidades o algún bono extra) para poder “nivelarnos”. De no contar con estos flujos o no ser suficientes, habría que buscar alternativas de financiamiento (préstamos o líneas de crédito), en donde lo más importante es comparar la TCEA que nos ofrecen, que refleja el costo real del endeudamiento.
Un manejo responsable de nuestra economía familiar será el punto de partida para un nuevo comienzo financiero en este 2019.
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