La economía peruana durante el 2020 sufrió un impacto negativo del cual se espera recuperar a lo largo del 2021. Sectores clave para el crecimiento económico (según el INEI) como Minería e Hidrocarburos (-13,16%); Manufactura (-13,36%); Construcción (-13,87%); Transporte (-26.81%); Alojamiento y Restaurantes (-50,45%); Comercio (-15,98%), entre otros, sufrieron los embates de la pandemia de la COVID-19 y las medidas tomadas por el Gobierno del Perú.
Si analizamos el sector externo, este también se vio afectado por dicha situación. Abril y mayo fueron los meses que presentaron resultados deficitarios de 463 y 195 millones de dólares americanos en la Balanza Comercial (periodo donde se aplico una cuarentena estricta). Las exportaciones tradicionales y no tradicionales se vieron afectadas por el repentino paro de las actividades. Asimismo, las importaciones bajaron dada la caída en los ingresos de las familias.
Sin embargo, los mercados internacionales fueron afectados con cierta anticipación por la pandemia. Esto les permitió ajustar sus protocolos y no dejar que dicha situación impacte de manera negativa en el comercio internacional. Así, para el caso peruano se puede apreciar un sano efecto rebote que permitió mantener una tendencia al alza de las exportaciones e importaciones. El Perú cerró el año 2020 con una Balanza Comercial positiva y superior a los mil millones de dólares americanos, aun por debajo del resultado del 2019 (1,200 millones de US$), aunque en la misma tendencia.
En este gráfico se puede apreciar cómo los productos tradicionales marcan la tendencia de las exportaciones en total. Aunque, como se ha afirmado, el sector exportador en general se vio golpeado por las restricciones generadas por la pandemia, cabe destacar que el sector que se vio más impactado fue la minería, donde la reactivación demoró los dos meses completos de abril y mayo. Mientras que sectores como el agropecuario, pesca e hidrocarburos solo tuvieron su punto de inflexión en el mes de abril.
En el caso de las importaciones, estas se comportaron dentro de la misma tendencia mostradas por las exportaciones. Los meses de abril y mayo fueron los puntos de inflexión. Luego han mostrado un comportamiento positivo, llegando a recuperar niveles de importación de principios del año. Se puede apreciar que los insumos, bienes de capital y los bienes de consumo han liderado el crecimiento de este sector.
En general, a pesar de los efectos adversos en dos meses los sectores vinculados han recuperado con cierta velocidad niveles de años anteriores. Se puede apreciar en el comparativo entre los meses de julio y noviembre que la balanza comercial ha superado a los valores del 2019, viendo a partir de octubre una caída debido a la entrada de la segunda ola de la COVID-19.
¿Que esperamos del 2021? Un año electoral pocas veces se ve reflejado en el sector externo, a menos que se trate de una economía significativa para el mundo. Para el caso peruano, el primer semestre de los años 2006 y 2011 mostró un entorno favorable, esto dado el contexto de los altos precios de los minerales.
Sin embargo, es a partir del 2016 que el entorno internacional se muestra poco favorable. El ascenso de Trump y movidas proteccionistas tipo el BREXIT alentaron a una contracción del comercio internacional, asimismo el sector de minerales se vio afectado por su caída en los precios, dado un cambio de política económica en China que buscaba mirada de desarrollo interno de China. Así fue que tuvimos tres meses en déficit comercial, y a lo largo de los seis meses valores poco significativos si los comparamos con los años 2006 y 2011.
Ante escenarios tan disimiles es un poco complicado saber cuáles son las expectativas de crecimiento del sector. Pero pasemos a revisar algunos elementos tanto internos que pueden hacer que el 2021 pueda mantener una tendencia al alza.
Dentro de los factores internos es complicado saber cómo se darán los distintos efectos a partir de marzo. Tenemos el ejemplo de las modificaciones a la Ley de Promoción Agraria, donde se ven alteradas las condiciones de pago para los trabajadores, así como la eliminación de exoneraciones en términos de impuesto a la renta. Según los expertos, esto hará a la agroexportación menos competitiva y generará sobrecostos laborales. Dentro de los impactos positivos, el retorno a clases tendrá un impacto no solo dentro del sector servicios, sino dentro del sector comercial, impulsando un mayor intercambio de bienes, aquí solo queda analizar cómo las familias agenciaran dichos recursos ante una caída en los ingresos.
En el contexto internacional, la llegada de Joe Biden hace que la calma regrese a la democracia estadounidense, lo que permite tener un escenario de mayor predictibilidad. Así, la administración Biden buscará impulsar la demanda interna a través de la creación del empleo. Esto no deja de lado el retomar los procesos de integración comercial. Para el Perú significa un estímulo para el desarrollo de exportaciones no tradicionales, lo cual impacta en la generación de un mayor valor agregado.
Finalmente, el avance del proceso de vacunación, así como la generación de más vacunas, hará que poco a poco se encamine el regreso de la antigua normalidad. En algunos aspectos esto puede ser beneficioso para el Perú y permite retomar la tendencia de productos tradicionales. Sin embargo, la pandemia ha generado una aceleración en cuanto tecnologías 2.0 o “internet de las cosas”. Si el Perú no estimula sus mercados internos o replantea nuevas estrategias para adaptarse a nuevas tecnologías, esto generara mayores diferencias en los procesos de desarrollo en comparación a otros países. Se puede quedar mas rezagados a ser solo un exportador de materias primas.
Como se puede apreciar, estos son entornos complejos donde la decisión no depende de un solo actor en particular, en el clásico debate “privado vs. Estado”. Debe quedar claro que este primer semestre y las cifras que traiga, indistintamente de si son positivas o negativas, deben generar reflexión sobre qué nuevo modelo de crecimiento y desarrollo, en relación al comercio internacional, se puede aprovechar, todo esto en un año donde las promesas electorales abundan, así como el posible fin de la pandemia.
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