Uno de los clústeres económicos que ha tenido un importante desarrollo en los últimos años es la agroindustria. Esta actividad es una importante fuente de empleos para personal calificado y no calificado, que contribuye al desarrollo regional y genera importantes inversiones de capital local y extranjero. Además, es una actividad sumamente inclusiva para formar su fuerza laboral.
Las regiones de Ica y La Libertad fueron las primeras en alcanzar el pleno empleo. Luego les siguió Piura y en menor medida Lambayeque. Esta generación de empleo no solo benefició a las ciudades antes mencionadas, sino que generó migración de ciudades colindantes, especialmente de la sierra. No es extraño encontrar en las unidades productivas de Ica gente de Ayacucho y Huancavelica, así como pobladores de Huamachuco, Cajamarca y Ancash en las tierras que forman Chavimochic. Incluso, han originado un fenómeno llamado migración inversa a nivel de profesionales limeños que actualmente residen en las regiones con más desarrollo de la agro exportación.
Revisando algunas cifras del sector -según datos del BCR-, la exportación de frutas, tales como la palta, uva, arándanos, bananos, cítricos, entre otros, pasó de USD 888 Millones el 2011 a 3 209 millones en 2018 y las exportaciones agrarias no tradicionales pasaron de 2 836 millones a 5 909 millones. Solo entre 2017 y 2018, la exportación de frutas creció 27.6% y la de agro no tradicional en 15.2%. Solo en frutas tenemos 458,300 hectáreas sembradas.
Otro factor importante es que, debido a la diversidad climática de nuestro país y a la tecnología utilizada por las empresas del sector, tenemos cosechas exportables todo el año, como es el caso de la producción de banano orgánico se da durante todo el año.
¿En qué se basa el éxito de este sector? Primero, la habilitación de áreas cultivables en la costa debido al lanzamiento de proyectos de irrigación como Chavimochic y Olmos, así como la implementación de riego tecnificado en zonas de baja disponibilidad de agua. Segundo, una ley de promoción agraria que permite una flexibilidad laboral en una actividad que por su naturaleza la necesita, así como la reducción de algunos sobre costos. Tercero, tratados de libre comercio (TLC) con los principales mercados. Cuarto, un drawback que permite soportar los sobre costos logísticos, por no contar con puertos adecuados en todas las regiones agro exportadoras, una tendencia mundial de consumir más frutas y verduras como parte de una alimentación saludable. Finalmente, la decisión de los empresarios de invertir en un negocio con un componente alto de riesgo.
Los grandes retos de este sector son continuar invirtiendo en tecnología para optimizar costos y extender la superficie cultivada. En este punto es necesario mencionar que retrasos en el lanzamiento de la tercera etapa de Chavimochic y Majes atentan contra el crecimiento. Lanzar nuevos cultivos como la cereza y otros, trabajar en mejorar la calidad de vida de las comunidades aledañas y evitar el uso de envases y contenedores plásticos que atentan contra el medioambiente. Cabe destacar que productos como el espárrago se exportan en su totalidad en empaques que no son biodegradables, así como un 35% de las uva y palta se hacen en contenedores plásticos.
Finalmente, otro de los retos es la creación de marcas registradas, sea a nivel de empresa o a nivel de origen, para posicionarse en los principales mercados y evitar ser un comodity. El apoyo de Promperú con el uso de la Marca Perú y la marca Super Foods Perú en las principales ferias y eventos internacionales están contribuyendo a diferenciar los productos peruanos, así como algunas empresas que han desarrollado algunas marcas y abierto oficinas comerciales en el exterior.
El reto es grande, pero el sector privado, el Estado y la universidad, trabajando juntos, lo vamos a lograr.
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