“Hay una creciente frustración de la sociedad respecto a la indecisión y renuencia de la universidad para enfrentar el desafío del cambio” - James Duderstadt
“Los académicos: revolucionarios respecto a la sociedad en que viven y muy conservadores respecto a la organización que los emplea” – Moisés Naím
Esta semana, un grupo de académicos de diversas universidades y consultores del área de Talento Humano, fuimos invitados por una importante empresa financiera transnacional que opera en el país a una reunión en su campus de la universidad corporativa. En esta actividad, el gerente de Talento y Cultura del grupo internacional y el gerente de Talento y Cultura de la sede en el Perú, compartieron con los asistentes el proceso de transformación en recursos humanos que han implementado y que les ha permitido desarrollar una cultura de innovación y adaptación, y, a su vez, liderar el mercado en diferentes aspectos del negocio. Después de las presentaciones tuvimos una visita guiada a sus instalaciones y a los cambios de infraestructura pensando en una organización más ágil, flexible y horizontal.
Esta experiencia fue muy interesante desde el punto de vista del aprendizaje de un caso de éxito, pero quizás lo más importante fue la iniciativa de la empresa de reunir a la academia con los gestores corporativos, promover un networking entre los asistentes y generar una sinergia entre la academia y la empresa. Posteriormente, algunos funcionarios de la empresa se contactaron con los participantes en el evento y dejaron la puerta abierta para la generación creativa de nuevos proyectos. Por ejemplo, la universidad en la que participo ya contestó la invitación y deseamos proponer un proyecto conjunto.

En estos tiempos disruptivos y de constante cambio, donde las tecnologías están permitiendo avances importantes en las organizaciones, también les presentan dilemas retadores en la adopción del cambio y la transformación. En ese sentido, es importante el acompañamiento del pensamiento analítico y reflexivo de los académicos. Por otro lado, como bien manifiestan el expresidente de la Universidad de Michigan, James Duderstadt, y el conocido escritor y columnista internacional Moisés Naím, es necesario que la academia asuma su compromiso de reaccionar más rápidamente al cambio y aprovechar el empuje de las empresas por transformarse, para que juntos puedan innovar y presentar soluciones revolucionarias para beneficio de nuestra sociedad.
Esperemos que otras organizaciones líderes del país imiten también la iniciativa de esta empresa financiera de juntarse con la academia. Por otro lado, también deseamos que los líderes y gestores académicos encuentren en esta invitación de las empresas la oportunidad de generar respuestas creativas conjuntamente con las compañías más adaptadas a la realidad. Esto, a su vez, les servirá a los académicos de insumo para investigaciones aplicadas y para trasladar a sus alumnos estas experiencias.
El profesor Arturo Molina Gutiérrez del Tecnológico de Monterrey, universidad referente en América Latina, nos ha mostrado el camino exitoso de estas sinergias entre la empresa y la academia, logrando desarrollar proyectos de innovación abierta y ecosistemas de emprendimiento donde participan empresarios, inversionistas, docentes universitarios y alumnos para generar proyectos de negocio innovadores. El Perú también podría beneficiarse de esta sinergia entre la academia y la empresa.
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