Países más avanzados experimentan una transición a vehículos eléctricos. Ya sea por sus características como emisiones más amigables con el medio ambiente, consumo más eficiente, mantenimiento más económico o el no contar con huella de carbono, los autos eléctricos son el futuro de lo que recorrerá en nuestro parque automotor en unos años.
No obstante, la sostenibilidad no es un concepto fácil de aplicar, pues como toda nueva tecnología, especialmente relacionada al transporte, requiere de planificación para su llegada. El principal desafío a enfrentar es la infraestructura necesaria para su circulación, pues estos vehículos eléctricos requieren de estaciones de carga, las cuales se encuentran usualmente en estacionamientos en lugares como escuelas, malls, avenidas principales o sitios de compra. Siendo estos vehículos alimentados por esta energía, es el soporte de infraestructura eléctrica adecuada una de sus principales limitaciones para su expansión en nuestro país. Y es precisamente en este contexto donde la planificación estratégica de nuestro cuerpo empresarial entra en juego, pues el potencial comercial que se vislumbra en este sector es grande, duplicando los niveles de importación de vehículos híbridos año tras año y esperando se mantenga este mismo ratio de crecimiento en los años a venir.

Como toda tecnología nueva, sus precios aún son elevados, por lo que es esta otra razón por la que su introducción en nuestro mercado sigue siendo lenta; no obstante, su inversión está justificada por los beneficios que contrae no solo en su manutención, sino en el costo reducido que tiene con el medio ambiente. En tanto avanza la tecnología, vamos descubriendo asimismo maneras más económicas de producir baterías más económicas, por lo que los precios de estos vehículos también bajarán. Como ya he mencionado antes, la inversión en infraestructura será decisiva, sin embargo, esto no ocurrirá sin una demanda que la respalde. Ante ello, será importante la visión empresarial que encuentre en el sector un potencial de crecimiento, así como el apoyo del Estado que promueva políticas que fomenten su desarrollo.
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