Sensibilidad y reflexión: la profundidad que trasciende la superficie
Una vida reflexiva no es un simple pasatiempo intelectual, sino el cimiento de una existencia plena y ética. De la mano de la reflexión, los sentimientos, a menudo minimizados en una cultura que exalta la utilidad material, emergen como brújulas morales. Así, una vida sin esta interiorización se vuelve superficial, ajena a la riqueza y la tragedia de la experiencia humana, limitando nuestra capacidad de entender y responder al mundo que nos rodea.