En el último año, en medio de la crisis económica causada por la pandemia, la informalidad alcanzó a cerca del 77% de trabajadores peruanos.
La informalidad tiene un fuerte impacto en la economía peruana. Solo en el último año, marcado por la crisis económica y la pandemia de la COVID-19, la informalidad afectó a un 77% de peruanos.
Ante esto el Banco Mundial (BM) señala que reducir la informalidad laboral en 20 puntos porcentuales en 10 años, podría acelerar el crecimiento económico del Perú en 1.8 puntos porcentuales.
“Antes de la pandemia la economía peruana crecía a un ritmo promedio de 3.1% anual, por lo tanto si se logra diseñar una estrategia coherente de formalización, esa tasa de crecimiento se puede acelerar hasta casi el 5% en los siguientes años”, indicó Daniel Barco, economista del Banco Mundial, en el foro virtual 'Formalizar para Crecer'.
El BM señaló que la informalidad económica impacta negativamente, especialmente a los sectores más vulnerables de la población, y pone en riesgo las perspectivas de la recuperación económica.
Se calcula que en el Perú tres de cada cuatro personas trabajan en la informalidad, proporción que se eleva a nueve de cada diez peruanos en situación de pobreza.
“Ante este panorama, desde el Banco Mundial consideramos que la formalización requiere ser planteada como estrategia clave para la reactivación económica para alcanzar un crecimiento robusto en el largo plazo”, dijo la directora del Banco Mundial para Bolivia, Chile, Ecuador y Perú, Marianne Fay.
Asimismo, comentó que las empresas que enfrentan que tienen más dificultades para sobrevivir a la crisis son las informales con pobre acceso al financiamiento y tecnología, lo que las vuelve muy poco productivas.
“En los mercados emergentes, en las economías en desarrollo, la baja productividad de las empresas informales es en promedio una cuarta parte de la productividad de las empresas formales, esa baja productividad no genera la fuerza necesaria. Eso hace, de acuerdo a la evidencia internacional que la alta informalidad esté asociada con mayor pobreza, menores ingresos per cápita, mayor desigualdad, menor capital humano y por supuesto una inversión más débil”, agregó.
Ante ello, señala que es necesario mejorar la eficiencia de la gestión pública con una regulación más eficiente del mercado laboral en el marco regulatorio de las empresas y una mejor provisión de los servicios públicos.
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