Investigadores coinciden que es necesario un equilibrio en la alimentación mundial frente al cambio climático pero también señalan que no es fácil conseguirlo.
Según algunos investigadores una economía vegetariana crearía nuevos tipos de empleo, reduciría los costos de salud debido al alto consumo de carne y los costos asociados al cambio climático.
Vegetarianismo
Para llegar a esta economía vegetariana, Marco Springmann, investigador de la Universidad de Oxford, en Reino Unido, señala que tendría que existir una transición gradual, cuyo rumbo dependerá de las políticas que tomen los países para establecer los incentivos que permitan hacer esa transformación.
"Los efectos económicos negativos podrían ser mitigados por decisiones políticas", comenta Springmann.
A la fecha el 5% de la población global es vegetariana, y el vegetarianismo es una tendencia creciente en las naciones ricas para mejorar la salud, combatir el cambio climático o proteger a los animales, sin embargo a nivel mundial el consumo de carne va en aumento.
La producción de carne es casi cinco veces más alta que a principios de la década de los 60, hoy se producen más de 330 millones de toneladas, según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
La industria cárnica
La carne (y especialmente la de vaca) es una de las industrias que más afecta al medio ambiente, porque requiere grandes extensiones de tierra, utiliza mucha agua y emite grandes cantidades de gases de efecto invernadero.
Tanto para un granjero que vive de la producción de sus vacas o sus gallinas, un empresario latinoamericano que vende soja para alimentar cerdos, y para las multinacionales que dominan la industria cárnica mundial, como Cargill, Tyson o JBS, o para los países donde la carne es un motor económico importante, como Brasil o Argentina, un mundo vegetariano suena más absurdo que realista.
Los costos
La reducción del sector cárnico afectaría al crecimiento económico, aunque eso podría ser compensado con la producción de otros productos.
Efectivamente los granjeros no pueden ser abandonados a su suerte, como tampoco se pueden cerrar de golpe las industrias cárnicas que generan empleo y aportan al Producto Interno Bruto (PIB) de los países.
"Habría un costo de transición, pero al final tendríamos gente más saludable y un planeta más saludable", asumiendo que existirían desarrollos tecnológicos e incentivos económicos para consumir menos carne, comenta Benton.
El experto recuerda que la producción de proteína animal a gran escala ha sido apoyada con subsidios públicos. Si esos subsidios públicos fueran destinados a la producción de proteína vegetal, sería finalmente más barato para las personas mantener dietas más saludables".
En tanto, Andrew Jarvis, director de análisis de políticas del Centro Internacional para la Agricultura Tropical, advierte que si todos fuéramos vegetarianos, se crearía una situación difícil en los países con menos recursos.
"Bajaría el precio de la tierra y eso sería negativo para las comunidades agrícolas. Probablemente habría más migración hacia las ciudades y potencialmente aumentaría la pobreza en el campo", explica a BBC Mundo.
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