Según un estudio realizado por la Organización Internacional del Trabajo, mayormente las mujeres se dedican al trabajo de cuidado no remunerado a tiempo completo. ¿Cuáles son las implicancias?
Más de 2,7 millones de mujeres no ingresan al mercado laboral porque realizan trabajos de cuidado no remunerado a tiempo completo en el Perú, según un último estudio de la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Rocío Valencia, Coordinadora del Proyecto Abriendo Puertas de la OIT, se presentó en Economía Para Todos por RPP para informar sobre el tema.
"Hicimos un estudio y encontramos que más de 5 millones de personas realizan trabajo remunerado y no remunerado como ocupación principal porque está claro que todos realizamos actividades de cuidado. De las cuales, 3,1 millones lo hacen no remunerada y el 86 % son mujeres. Además, tiene un rostro pobre. Tienen menos educación y un nivel socioeconómico bajo", expresó.
En paralelo, el análisis muestra que, en el Perú, si se valorara monetariamente el trabajo de cuidado no remunerado tendría un aporte económico de más de S/ 200,000 millones, equivalente a entre el 22.6% y 23.4% del PBI en 2021.
"Las cifras de trabajo de cuidado y domésticos se respalda dentro de las familias, en las mujeres, y eso todavía es una realidad para la región. Más de dos tercios de la población, son las mujeres que hacen el trabajo de cuidado, directo o indirecto", comentó.
"En el Perú, es el 76% de todo el cuidado. La brecha de género es de 3.8 horas diarias, que a la semana da, como un medio tiempo, unas 23 horas de trabajo que hacen las mujeres adicionales a los hombres en tareas de cuidado", agregó.
Bajo este marco, la especialista señala que esta modalidad de trabajo afectará de acuerdo a las circunstancias en las que se presente, como el tipo de hogar y las condiciones de empleo
Medidas para combatir las brechas del trabajo de cuidado
Rocío Valencia señala que, en otros países, hay políticas de cuidado, en los que se otorgan licencias para madres y padres, descanso para lactancia, servicio de cuidado infantil de calidad. Además de servicios de día y de largo plazo para adultos mayores y discapacitados.
Esto genera un entorno normativo propicio, normas internacionales de trabajo adecuadas, un trabajo decente para las personas trabajadoras de cuidado que contribuya a que puedan dar una atención de calidad con equidad de género.
Por lo que el Estado asume "la responsabilidad principal de provisión, el financiamiento de la regulación de los cuidados y que vele por la aplicación de los más altos estándares de calidad".