Como todos los años, durante la campaña navideña, las entidades financieras suelen llamar a sus potenciales clientes para ofrecerles tarjetas de crédito, que bien usadas pueden ser de ayuda, pero si se le da un mal uso se convierten en una pesadilla.
Una tarjeta de crédito es un producto financiero que puede resultar muy beneficioso, pero también perjudicial dependiendo del uso que le des a ese dinero plástico, sostiene Jorge Carrillo Acosta, profesor de Pacífico Business School. El economista detalla que existen dos formas de pago o financiamiento.
Dinero plástico
“Existen dos formas de utilizarla, crédito directo esto consiste en que llegado fin de mes o la fecha de pago de la tarjeta pagar todo el consumo que hemos hecho, es decir dejar la tarjeta en cero. La segunda forma es como medio de financiamiento, esto se divide en dos modalidades: en cuotas o revolvente”, sostuvo.
Carrillo aconseja no tener muchas tarjetas de crédito ya que eso aumenta tu deuda potencial, y al momento de solicitar un préstamo hipotecario o vehicular la entidad financiera donde lo solicites podría asumir que tu línea de crédito es alta y por ello no cumplirías a tiempo con tus pagos.
¿La necesito?
Por su parte, Alfredo Mendiola, director de la Maestría en Finanzas de ESAN, señala que antes de aceptar o pedir una tarjeta de crédito, debes preguntarte para qué la quieres, y resaltó que nunca consumas o gastes más allá de lo que puedas pagar al mes.
“Cómo establecer tu capacidad de pago, lo primero que tienes que hacer es un presupuesto personal y ver cuánto vas a necesitar de la tarjeta de crédito”, comentó.
Mendiola agrega que también debes informarte sobre el monto de la línea de crédito que te ofrecen, la cuota de membresía anual a pagar, si exigen un consumo mínimo al mes, cuáles son los intereses que te cobran si te atrasas en el pago de una cuota y si existen beneficios adicionales que te dan por usar la tarjeta.
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