La historia de amor entre los jóvenes enamorados celebra hoy su más importante momento. Gran Bretaña está paralizada por la ceremonia que es seguida por millones de personas en el mundo.
Kate Middleton llegó a su boda junto su padre Michael en una limusina Rolls Royce de la reina Isabel II. Vestida de blanco, con un diseño de la firma de Alexander McQueen, creado por Sara Button, la plebeya entró a la Abadía de Westminster.
Los enamorados se encontraron en el altar entre sonrisas. Los asistentes recibieron a la novia, con el fondo musical del himno I was Glad.
El padre de Kate, entregó la mano de su hija al príncipe Guillermo, ante la atenta mirada de los invitados y los millones de espectadores.
"Yo te tomo a ti, Guillermo Arturo Felipe Luis, como mi esposo, para que los dos seamos uno de aquí en adelante", dijo Kate.
"Con este anillo consagro el matrimonio que compartiré contigo, en el nombre del padre, el hijo y el Espíritu Santo", respondió el príncipe, quien tuvo problemas al ponerle la alianza a su bella novia.
Guillermo y Kate se comprometieron a una vida conjunta ante Dios, y ante los británicos, que celebraron su amor desde las afueras de la Abadía de Westminster.
Luego de la ceremonia, los novios se subieron al carruaje, acompañados de la guardia real. Realizaron un breve recorrido por las avenidas céntricas de Londres, como Pall Mall y Whitehall, para saludar a las miles de personas que flanquean las calles, hasta llegar al palacio de Buckingham.
Los esposos aparecieron en el balcón, entre los aplausos de cientos de londinenses y turistas, quienes esperaban el beso real. Kate (ahora Catalina) y Guillermo accedieron a darse dos rápidos besos, entre miradas de complicidad y alegría.
Tomados de la mano, marido y mujer entraron al palacio a seguir celebrando junto a la familia real, donde la reina Isabel ofreció un bufé almuerzo a 650 de los 1.900 invitados a la boda.
Tras una jornada llena de emociones, en la que Londres se volcó con la boda, los recién casados se tomaron unas horas de descanso en Clarence House, la residencia oficial del príncipe Carlos.
Luego de asistir a la recepción realizada por los padres de la novia, Carole y Michael Middleton, los duques de Cambridge retornaron al palacio de Buckingham para participar en la fiesta nocturna que el príncipe Carlos de Inglaterra ofrece a unos 300 invitados.
Kate dejó su vestido de novia y eligió otro diseño de Sarah Burton, que trabaja para la firma del fallecido modisto Alexander McQueen: un vestido de noche blanco satén con una falda circular adornada con brillantes bordados en torno a la cintura.
El príncipe, como el resto de los invitados masculinos, acudió vestido de esmoquin para una velada que incluye música y baile para los familiares y amigos más cercanos y que no se descarta que se prolongue hasta bien entrada la madrugada del sábado.
Durante la fiesta el padrino y hermano del novio, el príncipe Enrique, y el padre de la novia, Michael Middleton, ofrecerán un discurso en honor a los novios, dos de las tradiciones más celebradas de las bodas anglosajonas.
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