La estrella de televisión dio a conocer por primera vez su diagnóstico de misofonía, que la atormentó desde pequeña. Recuerda los momentos tensos vividos durante el rodaje de La familia Ingalls en los años 70.
Melissa Gilbert cautivó a millones de televidentes a los diez años con su papel de la dulce Laura Ingalls en la icónica serie Little House on the Prairie, conocida en Latinoamérica como La familia Ingalls. Sin embargo, lo que el público desconocía era el secreto con el que lidió durante años: ciertos sonidos, como el de alguien masticando, le provocaban una gran molestia.
En una entrevista con People, Gilbert recordó los momentos en que las grabaciones se convertían en un desafío para ella. El sonido de chicles, el crujido de uñas o el golpeteo de una mesa le daban "unas ganas enormes de salir corriendo". “Me ponía roja como un tomate y mis ojos se llenaban de lágrimas,” reveló.
Ahora, con 60 años, la actriz describe esos momentos como “una parte realmente oscura y difícil de mi infancia.” “Sentía una angustia intensa y me atormentaba sentir tanto odio hacia personas que, en realidad, amaba,” confesó.
¿Qué discapacidad padece Melissa Gilbert?
Después de muchos años, Melissa Gilbert descubrió que sus intensas reacciones a ciertos ruidos se debían a una discapacidad neurológica llamada misofonía. Esta condición provoca respuestas emocionales, fisiológicas y conductuales intensas y desagradables ante ciertos sonidos, y en algunos casos, también ante estímulos visuales. La actriz Natalia Oreiro también la padece.
“Lloré al enterarme de que mi condición tenía un nombre y que no era simplemente que yo fuera una mala persona", reveló Gilbert. Durante mucho tiempo, su familia la consideró una niña quisquillosa, que “miraba a mis padres, a mi abuela y a mis hermanos con una expresión llena de odio", recuerda. “Realmente pensaba que era grosera, y eso me hacía sentir muy mal y culpable".
Gilbert explica que sus propios hijos sabían que incluso el simple acto de masticar podía desencadenarla. "Tenía una señal con la mano que hacía, formando una marioneta que simulaba masticar y luego la cerraba— ¡como si dijera ‘cierra la boca’!”, recordó. "Mis pobres hijos pasaron toda su infancia con esto. No se les permitía masticar chicle".
¿Cómo trató su discapacidad?
Aunque conocía el nombre de su condición, Melissa Gilbert no descubrió cómo tratarla hasta el año pasado, cuando encontró el Centro de Misofonía de Duke. “Escribí de manera aleatoria y pedí ayuda desesperada,” comentó Gilbert, quien compartió un video sobre su experiencia en el sitio web del centro.
Allí aprendió que la Terapia Cognitivo-Conductual (CBT) es un tratamiento efectivo para la misofonía y se sometió a 16 semanas de terapia intensiva. “Me di cuenta de que podía soportar estas oleadas, aunque no van a desaparecer por completo. Ahora tengo herramientas para manejar la situación y me siento más en control", explicó.
Gracias a las técnicas aprendidas en CBT, Gilbert afirma que "todo el mundo a mi alrededor ya no tiene que caminar sobre cáscaras de huevo". De hecho, la Navidad pasada, les regaló a sus hijos paquetes de chicle para que pudieran masticar sin temor a su reacción. “Eso ha cambiado toda mi vida”, concluyó.
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