Aunque en pantalla eran inseparables, fuera del set mantuvieron durante años una relación fría. Actualmente, Gilbert y Anderson lograron sanar heridas y reencontrarse.
Después de años de distanciamiento y una relación marcada por la cordialidad, pero sin cercanía real, Melissa Gilbert y Melissa Sue Anderson —recordadas mundialmente como Laura y Mary Ingalls de La familia Ingalls— lograron un reencuentro cargado de emoción que los seguidores de la serie esperaban desde hace décadas.
La noticia fue revelada por Gilbert el sábado 27 de diciembre mediante una publicación en Instagram, donde compartió una imagen que rápidamente se viralizó entre los fanáticos de la emblemática producción televisiva de NBC.
La actriz, de 61 años, contó que la reunión tuvo lugar tras una función de su obra off-Broadway Pen Pals. En la fotografía, captada en el backstage, aparecen Gilbert y Anderson acompañadas por la actriz Veanne Cox y la reconocida figura del teatro musical Betty Buckley.
Gilbert confesó que llevaba tiempo guardando este reencuentro en secreto y que la conversación con su antigua compañera de reparto fue profundamente significativa. Según relató, ambas dedicaron largas horas a hablar, recordar momentos del pasado, reír y emocionarse, algo que describió como un verdadero “regalo navideño”.
“Estoy inmensamente feliz de volver a tener a Melissa Anderson en mi vida”, expresó. “Compartimos una historia única que nadie más puede comprender, solo nosotras. Lo mejor es que el pasado quedó atrás y ahora podemos seguir adelante como las hermanas y amigas que siempre quisimos ser”.
Un vínculo real muy distinto al que mostraba la pantalla
En la ficción, Laura y Mary representaban el eje emocional de La familia Ingalls, emitida entre 1974 y 1983 y considerada una de las series familiares más queridas de la televisión estadounidense. Sin embargo, la dinámica fuera del set era muy diferente.
En su autobiografía Prairie Tale (2009), Gilbert ya había revelado que la relación con Anderson siempre fue más profesional que personal, influenciada por la diferencia de edad y personalidades opuestas. Incluso llegó a describir a su compañera como alguien muy estricta y distante.
Aunque interpretaron a dos hermanas inseparables, Gilbert reconoció que nunca consiguió crear un verdadero lazo emocional con Anderson y que siempre sintió una barrera invisible entre ambas.
Anderson, por su parte, explicó en varias entrevistas que esa distancia respondía a su carácter reservado y a su forma disciplinada de afrontar el trabajo. En una conversación con People en 1981, admitió que prefería mantener cierta separación para poder desenvolverse mejor en un ambiente laboral tan intenso. Esa postura, sumada a la fuerte intervención de su madre en el set, reforzó aún más su aislamiento del resto del elenco juvenil.
Incluso años después, Anderson sostuvo que nunca existió una amistad real entre ellas, asegurando que eran demasiado distintas como para haber construido un vínculo cercano.