La cantante criolla recibió homenajes en la peña Del Carajo y en su casa de Lince.
Con jarana de guitarra y cajón se despide a una grande del criollismo. Lucila Campos reunió a familiares y amigos que no dejaron de cantar sus mejores temas para darle el último adiós.
Primera parada. Tras ser velados con honores en la Biblioteca Nacional del Perú, los restos de la cantante llegaron a la peña Del Carajo en Barranco, lugar donde figuras de la música afroperuana interpretaron las distintas canciones que hicieron famosa a la 'Morena del espectáculo'.
Sus compañeros de arte cargaron en hombros el ataúd cubierto con una bandera peruana y lo movieron al ritmo del tradicional festejo y el coro “Lucila en su sabor”.
Temas como El guaranguito, No te he dado motivo, El Mayoral y Toro mata sonaron en las voces de José de la Cruz conocido como Guajaja, Javier Lubatón, Julio Andrade, Los Ardiles, entre otros.
Segunda parada. Más tarde, Lucila fue llevada hasta su casa en Lince, donde sus vecinos organizaron una gran fiesta al estilo de los populares eventos que ella misma organizaba en el barrio con fines benéficos, motivo por el cual la apodaron 'La reina de las polladas'.
En horas de la tarde, el cuerpo de la artista fue cremado en un cementerio de Huachipa, para luego regresar a su casa, lugar donde descansarán hasta que se habilite un columbario donde sus fanáticos puedan ir a visitarla.
Lucila Campos se fue y el Perú se quedó sin una gloria, pero su pueblo cumplió su deseo de una despedida llena de alegría. Su nombre y su voz serán siempre sinónimo de fiesta, de criollismo y movimiento de cadera. Hasta siempre maestra.
Comparte esta noticia