A menos de cien días para el inicio de la fiesta más grande del fútbol se dieron dos nuevos casos de racismo en Brasil.
Dos casos de racismo en los estadios de los que fueron víctimas el volante Arouca, exjugador de la selección brasileña, y el árbitro Marcio Chagas empañaron esta semana el fútbol del país a 98 días del Mundial que Brasil organizará este año.
Arouca fue blanco de insultos racistas en la noche del jueves al final del partido en que su equipo, el Santos, se impuso a domicilio por 2-5 al Mogi Mirim, con un gol del jugador, y garantizó su clasificación a la próxima fase del Campeonato Paulista, el torneo regional más importante de Brasil.
"A la salida de la cancha fui blanco de insultos de un hincha del equipo adversario. Es lamentable e inaceptable que aún exista espacio para ese tipo de cosas hoy en día", afirmó el futbolista mediante un comunicado divulgado hoy por su asesoría de prensa.
El volante, que dijo tener orgullo de sus orígenes africanos, afirmó que el agresor que lo ofendió le pidió que buscara alguna selección de África para defender y dio a entender que los negros no pueden defender la selección brasileña.
"Como si algunas de las páginas más bonitas de la historia de nuestra selección no hubiesen sido escritas por jugadores como Leónidas, Romario y el propio "rey" Pelé, también negros", agregó el jugador del Santos, quien admitió no haber escuchado los gritos de "mono" que, según algunos testigos, le fueron dirigidos.
El futbolista dijo esperar que este tipo de casos sea severamente castigado debido a que, mientras permanezca la impunidad y la tolerancia, nada cambiará en un deporte, en el que, afirmó, además de insultos racistas, se ha generalizado la violencia contra hinchas de equipos rivales.
Arouca recordó los casos de Tinga, el jugador del Cruzeiro que en febrero pasado fue objeto de insultos racistas en Perú durante un partido de la Copa Libertadores frente al Real Garcilaso, y del árbitro Marcio Chagas, insultado tras ser central de un partido en el estado brasileño de Río Grande do Sul.
En solidaridad al volante, el técnico del Santos, Oswaldo de Oliveira, respondió con su silencio al ser interrogado sobre el incidente. "Mi respuesta para eso es el silencio. No diré nada más", afirmó el entrenador en la rueda de prensa al final del partido.
El pasado miércoles el árbitro Marcio Chagas, también negro, fue repetidas veces tildado de "mono salvaje" cuando actuaba como central del partido entre el Esportivo y el Veranópolis por el campeonato regional de Río Grande do Sul en la ciudad de Bento Gonçalves.
Tras el partido algunos hinchas provocaron daños en el automóvil del referí, que estaba estacionado en las afueras del estadio, y en el que dejaron varias cáscaras de banano.
"Cuando hallé mi vehículo con las puertas damnificadas y las bananas en el techo me decepcioné mucho. Pensé en mi hijo y en que eso nunca ocurra con él", afirmó el central, quien admitió haber llorado por el incidente.
La Procuraduría de la Justica Deportiva de Río Grande do Sul anunció que denunciará al club Esportivo por la actitud de sus hinchas y que pedirá sanciones contra el equipo.
Los casos se producen dos semanas después de que la propia presidenta brasileña, Dilma Rousseff, criticara los casos de racismo en el fútbol en el mundo y asegurara que el Mundial de Brasil 2014 será un momento de respeto de las diferencias.
"Estamos construyendo un país que respeta la diferencia. Quería decirles que el Mundial es un momento especial donde los pueblos se encuentran para una disputa lúdica en que la marca debe ser la convivencia armoniosa entre las diferentes naciones", dijo Rousseff en un evento cultural.
La mandataria ha insistido en que el Mundial de Brasil, país en el que el 50,7 % de la población es negra o mulata, será un evento contra el racismo.
EFE
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