El presidente Lula enfatizó que su gobierno comprará 36 aviones caza de última generación entre Dassault Rafale, el Saab Gripen y el F-18 Super Hornet.
El presidente de Brasil, Luiz Inacio Lula da Silva, enfatizó este martes que su gobierno comprará 36 aviones caza de última generación entre los tres modelos que disputan una millonaria licitación, con la empresa del país que garantice la "transferencia irrestricta" de su tecnología.
El modelo francés Rafale (Dassault), el sueco Gripen (SAAB) y el estadounidense F-18 Super Hornet (Boeing) se mantienen en una disputa que originalmente debía haberse resuelto a fines de 2009.
"Puedo adelantar que la empresa escogida, sea cual fuere, tendrá que comprometerse con la transferencia irrestricta de toda la tecnología de punta", afirmó Lula en su columna semanal distribuida por varias decenas de periódicos del país.
De acuerdo con el presidente, la Fuerza Aérea definió que esos tres modelos atienden a sus necesidades técnicas, pero señaló que ahora "es el momento de que el gobierno haga el análisis político y estratégico para indicar cual propuesta traerá más beneficios al país".
El gobierno brasileño solamente se decidirá "después de concluir los análisis del Ministerio de Defensa, de escuchar el Consejo de Defensa Nacional y de considerar las directivas de la Estrategia Nacional de Defensa", añadió.
Por el momento, de los tres competidores la francesa Dassault es la que parece más dispuesta a comprometerse con la transferencia irrestricta de la tecnología de avanzada de su modelo y ha sido mencionada como favorita por el propio Lula.
La sueca SAAB propuso a Brasil desarrollar de forma conjunta la segunda generación del Gripen, un aparato que aún no fue construido, así como los derechos de comercialización de los aviones en la región americana.
En tanto, el ministro de Justicia, Nelson Jobim, cuestionó una propuesta de Boeing de indeminizar a Brasil si consigue vender su avión pero no logra transferir tecnología.
"Por un lado es interesante, pero por otro también es una demostración de que la propia Boeing no tiene seguridad" de poder cumplir con la exigencia brasileña, dijo el ministro la semana pasada.
AFP
El modelo francés Rafale (Dassault), el sueco Gripen (SAAB) y el estadounidense F-18 Super Hornet (Boeing) se mantienen en una disputa que originalmente debía haberse resuelto a fines de 2009.
"Puedo adelantar que la empresa escogida, sea cual fuere, tendrá que comprometerse con la transferencia irrestricta de toda la tecnología de punta", afirmó Lula en su columna semanal distribuida por varias decenas de periódicos del país.
De acuerdo con el presidente, la Fuerza Aérea definió que esos tres modelos atienden a sus necesidades técnicas, pero señaló que ahora "es el momento de que el gobierno haga el análisis político y estratégico para indicar cual propuesta traerá más beneficios al país".
El gobierno brasileño solamente se decidirá "después de concluir los análisis del Ministerio de Defensa, de escuchar el Consejo de Defensa Nacional y de considerar las directivas de la Estrategia Nacional de Defensa", añadió.
Por el momento, de los tres competidores la francesa Dassault es la que parece más dispuesta a comprometerse con la transferencia irrestricta de la tecnología de avanzada de su modelo y ha sido mencionada como favorita por el propio Lula.
La sueca SAAB propuso a Brasil desarrollar de forma conjunta la segunda generación del Gripen, un aparato que aún no fue construido, así como los derechos de comercialización de los aviones en la región americana.
En tanto, el ministro de Justicia, Nelson Jobim, cuestionó una propuesta de Boeing de indeminizar a Brasil si consigue vender su avión pero no logra transferir tecnología.
"Por un lado es interesante, pero por otro también es una demostración de que la propia Boeing no tiene seguridad" de poder cumplir con la exigencia brasileña, dijo el ministro la semana pasada.
AFP
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