Aparentemente se habría estrangulado con un pedazo de sábana en la celda en la que estaba aislado para impedir que otros presos cumplieran sus amenazas de asesinarlo.
El obrero brasileño Adimar Jesús da Silva, que la semana pasada confesó haber asesinado a seis jóvenes y condujo a la policía hasta los locales en que enterró sus cuerpos, fue hallado muerto en la celda en la que estaba recluido en la ciudad de Goiania, informaron fuentes oficiales.
Da Silva, de 40 años, fue hallado aparentemente estrangulado con un pedazo de sábana en la celda en la que estaba aislado, precisamente para impedir que otros presos cumplieran sus amenazas de asesinarlo.
La policía se abstuvo de informar la causa de la muerte y de aclarar si se trató de un suicidio, y tan sólo informó de que el obrero estaba aislado en una de las celdas de la Comisaría de Represión a los Narcóticos de Goiania, la capital de Goiás (centro de Brasil).
Da Silva confesó haber asesinado a seis jóvenes de entre 13 y 19 años que habían desaparecido entre diciembre del año pasado y enero de este año en Luziania, municipio del estado de Goiás, a los que golpeó en la cabeza con un martillo, una pala y otras herramientas.
Los cuerpos de los adolescentes fueron encontrados el lunes pasado luego de que el homicida confeso condujera a la policía hasta una área rural en donde los asesinaba a golpes y los enterraba.
El obrero dijo que le ofrecía dinero a los menores para que supuestamente lo ayudaran a transportar un material de construcción hasta la zona boscosa, en donde los mataba.
Su confesión generó un escándalo en Brasil debido a que Da Silva estaba preso hasta diciembre pasado y cumplía una condenado a diez años de prisión en 2005 por crímenes sexuales, pero fue dejado en libertad condicional gracias a un beneficio judicial.
El juez que ordenó su liberación, sin embargo, no tuvo en cuenta los informes presentados por tres psicólogos que calificaban al preso como un "psicópata peligroso" con "señales de sadismo" y "perversión sexual".
El magistrado tampoco constató que existía una orden de arresto contra Da Silva emitida por un juez del estado de Bahía por abuso sexual de menores.
El juez Luis Carlos da Miranda alegó que no podía negarle al preso el derecho de pasar al régimen de prisión domiciliar tras haber cumplido una sexta parte de la pena a la que había sido condenado, lo que está previsto en la legislación.
La decisión judicial fue condenada por el ministro de Justicia, Luiz Paulo Barreto, y por varios parlamentarios, que calificaron como muy permisivo el actual código de procesamiento penal.
El homicida confeso alegaba que escuchaba voces en la cabeza que le incitaban a cometer los crímenes.
Da Silva fue capturado cuando la policía descubrió que le había dado a una de sus hermanas un teléfono móvil que pertenecía a una de las víctimas.
-EFE
Da Silva, de 40 años, fue hallado aparentemente estrangulado con un pedazo de sábana en la celda en la que estaba aislado, precisamente para impedir que otros presos cumplieran sus amenazas de asesinarlo.
La policía se abstuvo de informar la causa de la muerte y de aclarar si se trató de un suicidio, y tan sólo informó de que el obrero estaba aislado en una de las celdas de la Comisaría de Represión a los Narcóticos de Goiania, la capital de Goiás (centro de Brasil).
Da Silva confesó haber asesinado a seis jóvenes de entre 13 y 19 años que habían desaparecido entre diciembre del año pasado y enero de este año en Luziania, municipio del estado de Goiás, a los que golpeó en la cabeza con un martillo, una pala y otras herramientas.
Los cuerpos de los adolescentes fueron encontrados el lunes pasado luego de que el homicida confeso condujera a la policía hasta una área rural en donde los asesinaba a golpes y los enterraba.
El obrero dijo que le ofrecía dinero a los menores para que supuestamente lo ayudaran a transportar un material de construcción hasta la zona boscosa, en donde los mataba.
Su confesión generó un escándalo en Brasil debido a que Da Silva estaba preso hasta diciembre pasado y cumplía una condenado a diez años de prisión en 2005 por crímenes sexuales, pero fue dejado en libertad condicional gracias a un beneficio judicial.
El juez que ordenó su liberación, sin embargo, no tuvo en cuenta los informes presentados por tres psicólogos que calificaban al preso como un "psicópata peligroso" con "señales de sadismo" y "perversión sexual".
El magistrado tampoco constató que existía una orden de arresto contra Da Silva emitida por un juez del estado de Bahía por abuso sexual de menores.
El juez Luis Carlos da Miranda alegó que no podía negarle al preso el derecho de pasar al régimen de prisión domiciliar tras haber cumplido una sexta parte de la pena a la que había sido condenado, lo que está previsto en la legislación.
La decisión judicial fue condenada por el ministro de Justicia, Luiz Paulo Barreto, y por varios parlamentarios, que calificaron como muy permisivo el actual código de procesamiento penal.
El homicida confeso alegaba que escuchaba voces en la cabeza que le incitaban a cometer los crímenes.
Da Silva fue capturado cuando la policía descubrió que le había dado a una de sus hermanas un teléfono móvil que pertenecía a una de las víctimas.
-EFE
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