El 24 de junio de 1981, la Virgen supuestamente se apareció a seis niños residentes en esta pequeña ciudad, situada en el suroeste de Bosnia-Herzegovina.
Más de 100.000 católicos de todo el mundo conmemoran este fin de semana el 30 aniversario de la aparición de la Virgen María en la localidad bosnio-croata de Medjugorje, que desde entonces se ha convertido en el principal centro de peregrinaje de los Balcanes.
El 24 de junio de 1981, la Virgen supuestamente se apareció a seis niños residentes en esta pequeña ciudad, situada en el suroeste de Bosnia-Herzegovina.
Hasta hoy este milagro no ha sido reconocido oficialmente por el Vaticano, aunque varios de los "videntes" de Medjugorje aseguran que la Virgen se les sigue apareciendo.
Desde el año pasado una comisión liderada por el ex vicario general de Roma, cardenal Camillo Ruini, investiga a fondo el caso, que atrae a cientos de miles de peregrinos todos los años.
Sólo este fin de semana han llegado hasta esta remota región balcánica, situada a unos 25 kilómetros del mar Adriático, decenas de miles de fieles procedentes, entre otros países, de Colombia, México, Brasil, Italia, España, Portugal y China.
La leyenda cuenta que a Ivanka Ivankovic, Mirjana Dragicevic, Vicka Ivankovic, Ivan Dragicevic, Ivan Ivankovic y Milka Pavlovic se les apareció en el cercano monte de Crnica una imagen blanca, con un niño en los brazos.
Sorprendidos y asustados no se acercaron, pero el día siguiente a la misma hora cuatro de ellos se sintieron fuertemente atraídos hacia el mismo lugar. Y esta vez reconocieron a la Virgen, conversaron y rezaron con ella.
Dos de ellos nunca más tuvieron visiones, pero la Virgen supuestamente se sigue apareciendo hasta hoy a los demás "videntes" y les transmite mensajes de paz.
Desde entonces, el denominado santuario de la Virgen de la Paz ha sido visitado por más de 30 millones de devotos de todo el mundo, según estimaciones de la Iglesia católica local.
Temprano en la mañana del sábado, ante la Iglesia de San Jacobo se formó una larga fila de peregrinos que rezaban y cantaban, muchos llorando de exaltación o arrepentimiento, mientras que otros miles se reunían ante la casa de la vidente Vicka Ivankovic.
Cada lunes y miércoles, Vicka comunica los mensajes de la Virgen a los peregrinos desde su balcón, donde abraza, besa, acaricia a los enfermos y reza con ellos.
Los demás suben bajo el implacable sol del verano al monte de la aparición -un kilómetro de piedra arisca- muchos de ellos incluso descalzos.
Entre ellos, el madrileño Javier López García junto a Ignacio, de 6 años, que han venido por primera vez a Medjugorje.
"Se trata de un santuario mundialmente conocido y hace mucho que quería venir", declaró el madrileño a Efe mientras subía al monte Crnica.
Planea pasar en Medjugorje cuatro días de peregrinaje y oración, convencido de que ha venido a un sitio "santo", ya que éste es para él "un lugar de fe, de redención y oración".
A pesar de que la Iglesia católica no haya reconocido el milagro de Medjugorje tal como lo hizo en el caso de Lourdes o Fátima, los devotos que visitan el santuario creen firmemente en las apariciones y aseguran que aquí encuentran fe y renovación espiritual.
Este fin de semana han batidos récords las comuniones repartidas, las confesiones tomadas, el número de sacerdotes que oficiaron misas y los idiomas en que lo hicieron.
Los propietarios de las tiendas de recuerdos, los hoteles y hostales y las agencias turísticas pueden estar satisfechos, ya que han batido récords también la cantidad de pernoctaciones realizadas y el número de "souvenirs" vendidos.
Si antes era una localidad pobre cuya población soñaba con poder irse a trabajar a Alemania, Medjugorje es hoy uno de los municipios más ricos de Bosnia-Herzegovina, lleno de hoteles y restaurantes.
Rosarios y estatuillas de la Virgen, mayormente importados de China, se venden a cada paso por entre 5 y 50 euros y cada casa alquila camas por hasta 50 euros.
No hay datos oficiales sobre el número de peregrinos o las ganancias, ya que la mayoría de los huéspedes no se registra, pero se estima que entre medio millón y un millón visitan el santuario anualmente y se quedan en la localidad tres o cuatro días.
Siendo el turismo religioso un negocio tan lucrativo, tampoco los locales se preocupan mucho de si el Vaticano reconocerá o no el milagro del santuario.
Y a los peregrinos tampoco parece preocuparles la declaración oficial por parte del Vaticano.
"Todo el mundo sabe que aquí se apareció la Virgen y no me importa si el Vaticano reconoce el milagro o no. Yo sé qué ocurrió aquí, lo siento, lo sienten todos los peregrinos que están aquí", asegura Javier López García, el peregrino llegado desde Madrid.
-EFE
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