La obispa Sarah Mullally se convierte en la primera mujer en la historia en asumir el cargo de arzobispo de Canterbury, líder espiritual de la iglesia de Inglaterra y primada de la comunión anglicana.
La obispa Sarah Mullally fue elegida este viernes como la primera mujer en la historia en asumir los cargos de arzobispo de Canterbury, líder espiritual de la Iglesia de Inglaterra y primada de la comunión anglicana, que reúne a unos 95 millones de creyentes estimados en 165 países del mundo.
Mullally, que será oficialmente confirmada en el puesto el próximo enero, sustituirá a Justin Welby, que anunció su dimisión en noviembre de 2024 tras críticas por su gestión de un caso de abusos sexuales a menores.
Welby se vio forzado a la renuncia, que se hizo efectiva en enero de este año, después de que un informe interno revelara que, al asumir el cargo en 2013, no informó a la Policía de los repetidos abusos cometidos por el abogado John Smyth en campamentos cristianos durante las décadas de 1970 y 1980.
El nombramiento de Mullally fue anunciado por el Gobierno británico tras un proceso de selección dirigido por la Comisión de Nominaciones de la Corona, que realizó consultas públicas y contó con la participación de representantes de la Iglesia de Inglaterra y de la comunión anglicana.
La nominación fue aprobada por el rey Carlos III, que tiene el título simbólico de gobernador supremo de la Iglesia de Inglaterra, y será formalmente confirmada en enero de 2026 por el Colegio de Cánones de la Catedral de Canterbury, en el sureste inglés.
La elección de Mullally supone un hito histórico tras los avances en la inclusión femenina en la Iglesia de Inglaterra, que empezó a ordenar a mujeres sacerdotes en 1994 y obispas en 2015.
Antes de su ordenación, Mullally fue directora nacional de enfermería del Gobierno para la región de Inglaterra y fue ordenada sacerdotisa en 2002, antes de convertirse en 2018 en obispa de Londres.

Sarah Mullally destaca la "enorme responsablidad"
Tras confirmarse hoy el nombramiento, la religiosa, de 63 años, aseguró que afronta esta misión con un sentimiento de "paz y confianza en que Dios" le guiará para liderar a una fe que reúne a unos 95 millones de creyentes estimados en 165 países del mundo.
"Al responder a la llamada de Cristo a este nuevo ministerio, lo hago con el mismo espíritu de servicio a Dios y a los demás que me ha impulsado desde que me convertí a la fe en mi adolescencia", señaló Mullally en un comunicado.
Destacó que, en cada etapa de ese camino, tanto en su profesión como enfermera como en su labor sacerdotal, ha aprendido a "escuchar con atención, tanto a las personas como a las suaves indicaciones de Dios, con el objetivo de unir a las personas para que encuentren esperanza y sanación."
"Simplemente, quiero animar a la Iglesia a seguir creciendo en su confianza en el Evangelio, a hablar del amor que encontramos en Jesucristo y a que este amor guíe nuestras acciones", subrayó.
Mullally se comprometió a compartir "este camino de fe" con los millones de personas que sirven a Dios y a sus comunidades en las parroquias de todo el país, y en toda la congregación anglicana a nivel mundial.
"Sé -concluyó- que esto supone una gran responsabilidad, pero lo afronto con tranquilidad y confiando en que Dios me seguirá guiando, como siempre lo ha hecho".