Localidades de Rockhampton, St. George, Surat, Nueva Gales del Sur y Queensland permanecen incomunicadas a consecuencia de la crecida de los ríos.
Las inundaciones que afectan el noreste de Australia han dejado hoy más zonas incomunicadas por la crecida de los ríos, mientras la región tiene que abastecerse con los víveres que reparte el Ejército por vías aérea y marítima, informaron fuentes oficiales.
En Rockhampton, localidad de unos 75.000 habitantes situada en el litoral del Estado Queensland, todos los accesos quedarán hoy cortados, situación que, según las autoridades, se alargará al menos dos semanas.
Unas 500 casas han sido evacuadas y otras 1.200 están rodeadas de agua a la espera que las aguas del río Fitzroy alcancen su máximo nivel mañana, a lo que los dueños de algunas tiendas intentan protegerse con sacos de arena.
Las riadas se han mezclado con el agua de las cloacas, los mosquitos proliferan y habrá cortes de electricidad, según las autoridades, que entre ayer y hoy han logrado que el Ejército entregue 50 toneladas de alimentos y productos de primera necesidad a la ciudad.
En St. George y Surat, a 500 kilómetros al oeste de Brisbane, la Policía ayuda a los vecinos en los preparativos que se están haciendo contrarreloj ante el riesgo de desbordamiento del río Balonne.
Mientras, el agua se va desplazando hacia el sur y se espera que en los próximos días afecte a zonas del noroeste del estado vecino de Nueva Gales del Sur.
En esta zona, tres poblaciones, Goodooga, Weilmoringle y Angledoo, tendrán que ser evacuadas dentro de unas semanas a pesar de que se consideren las riadas como ordinarias.
Hasta el momento, 200.000 ciudadanos de 22 localidades del estado de Queensland están afectados por las inundaciones, las peores ocurridas en las últimas cinco décadas.
Al menos diez personas han perdido la vida en las riadas que se suceden en el país desde finales de noviembre.
Los expertos creen que las tormentas que han causado inundaciones más graves que otros años son causadas por el fenómeno de La Niña, que enfría las corrientes marinas del Océano Pacífico y aumenta la intensidad de las lluvias.
EFE
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