Un profesor de danza y una antropóloga, ambos peruanos que viven más de 15 años en Génova, contaron que la gente aún se encuentra consternada por el colapso del puente que ha dejado al menos 30 muertos.
Michael Díaz Corsano es un peruano que desde hace 25 años vive en Génova, donde tiene una academia de danza peruana. Minutos antes del colapso del puente en Génova, Michael se encontraba en su oficina, cuando se enteró de la tragedia que ha dejado al menos 30 muertos.
“Me imaginé toda la tragedia porque bajo el puente hay casas y carreteras donde pasan cientos de carros”, contó Michael a RPP Noticias.
El profesor de marinera norteña, de 41 años, relató que luego de enterarse del lamentable suceso en el puente, que se registró a 10 minutos de su trabajo, llamó a sus familiares que también viven en Génova. Su mayor preocupación era su hermano, quien todos los días cruza el puente Morandi.
Se tranquilizó cuando su hermano le comunicó que no pudo avanzar debido a que el tránsito vehicular estaba detenido. El puente había colapsado. “Sentí dolor. Nosotros pasamos todos los días por ese puente para ir a la casa de mis padres. Mi hermano vive en Ponente y pasa todos los días por el puente”, agregó.
Colapso previsible
María Luisa Gutiérrez, una antropóloga peruana que vive hace 16 años en Génova, también conversó con RPP y contó que la gente está muy consternada con la tragedia, que asegura era previsible debido a que el puente estaba debilitado.
“Nadie lo podía creer. El puente es una de esas autopistas enormes que conecta ciudades. Algunos hablaban hace unos años de que el puente necesitaba atención”, precisa.
María Luisa, quien también trabaja con refugiados, no se quedará como una espectadora más de la tragedia. Asegura que mañana irá a un hospital a donar sangre para ayudar a los heridos que dejó el colapso del puente.
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