Con el 96,74% de votos escrutados la candidata del Partido de los Trabajadores obtuvo un 46,45% y el abanderado del PSDB, 32,80%, por lo que definirán el próximo 31 de octubre.
La oficialista Dilma Rousseff y el opositor José Serra fueron los candidatos más votados hoy en las elecciones a la Presidencia de Brasil, que se definirá entre ambos en una segunda vuelta, el próximo 31 de octubre.
Rousseff, candidata del Partido de los Trabajadores (PT), obtuvo un 46,56% de los votos, y Serra, abanderado del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), un 32,74% con el 97,53% de los votos escrutados, lo que hace matemáticamente imposible que alguno de los dos obtenga mayoría absoluta, según los datos del Tribunal Superior Electoral (TSE).
Tercera fue la candidata del Partido Verde (PV), Marina Silva, que obtuvo el 19,53% de los votos, un resultado que supera las proyecciones más optimistas de las encuestas sobre intención de voto de la aspirante de los verdes y que la convierte en el fiel de la balanza para la segunda vuelta.
Si Silva estuvo por encima de lo que le habían vaticinado las encuestas, no puede decirse lo mismo de Rousseff, apadrinada por el presidente Luiz Inácio Lula da Silva, y quien según los últimos sondeos obtendría entre el 50 y el 51% de los votos válidos, pero a la postre se quedó unos cinco puntos por debajo.
Hasta hace dos semanas, la opción de voto por Rousseff era del 57% de los votos válidos (excluidos los en blanco y los nulos), que le alcanzarían para ganar la Presidencia en la primera vuelta, pero en la recta final de la campaña su candidatura perdió fuerza por las denuncias de corrupción en el Gobierno y por las versiones sobre su supuesto apoyo al aborto.
Una encuesta divulgada el viernes por el instituto Ibope mostró que en las dos últimas semanas Rousseff perdió siete puntos porcentuales entre los evangélicos por su posición frente al aborto.
Para contrarrestar ese efecto negativo, Rousseff se reunió hace cuatro días con líderes evangélicos en Brasilia y asistió el pasado jueves al bautismo de su primer nieto en una iglesia de Porto Alegre.
EFE
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