El sacerdote agustino Pablo Larrán compartió varios años junto al hoy papa León XIV durante su estancia en nuestro país. Aseguró que si bien el sumo pontífice es universal, su corazón es peruano.
La elección del cardenal Robert Prevost como el papa 267° de la Iglesia Católica continúa siendo recibida con alegría y expectativa por la feligresía, no solamente porque sería un continuador de la línea social seguida por Francisco, sino porque es el primer sumo pontífice de nacionalidad estadounidense y peruana.
Como se sabe, el hoy papa León XIV pasó varias décadas en nuestro país, como parte de su misión eclesial. Fue ordenado sacerdote en 1982 y tres años después llegaría a Chulucanas, Piura, el primero de sus destinos en el Perú, como parte de una misión agustiniana en 1985.
Tres años después, retornó a nuestro país para dirigir el seminario agustiniano de Trujillo durante diez años. En 2014, el papa Francisco lo puso al frente de la Diócesis de Chiclayo, siendo designado como obispo de esta ciudad un año después. Por ello, durante su primer discurso como sumo pontífice dirigió unas palabras a dicha congregación.
“Y si me permiten también un saludo a todos aquellos, en modo particular, a mi querida Diócesis de Chiclayo, en el Perú, donde un pueblo fiel ha acompañado a su obispo, ha compartido su fe y ha dado tanto para seguir siendo Iglesia fiel de Jesucristo", dijo en el balcón de la basílica de San Pedro.
Este paso por nuestro país fue recordado por el sacerdote Pablo Larrán, también de la orden de los Agustinos como el santo padre, quien, en diálogo con RPP, indicó que el corazón de León XIV es peruano.
"Siempre me decía que quería nacionalizarse peruano"
El padre Larrán recordó que compartió tiempo con el actual papa desde que se encontró con él en el seminario de los Agustinos ubicado al sur de Lima, a mediados de los años 80. Ya en esos tiempos, según dijo, el entonces padre Prevost le compartió su deseo de nacionalizarse peruano.
"Sí, en el seminario que tenemos los agustinos en el sur, justo frente al peaje, en la Panamericana Sur, ahí hay una casa que es el seminario de los agustinos, y ahí hacemos retiros espirituales y tal. Roberto, más de una vez, expresó su interés cuando estaba aquí [...] En uno de esos viajes que venía, me comentaba ‘oye, Pablo […], me gustaría nacionalizarme’, señaló.
"Yo creo que él ha sentido lo que siente cualquiera de nosotros que lleva décadas acá […] Yo llevo 46 años con la gracia de Dios y el papa 40 años pensando en nosotros […] Creo que, como a miles de personas que hemos llegado al Perú, ese cariño, ese afecto y sobre todo una cosa muy linda en la vida que es que, donde trabajes, si te sientes bien, vas a querer hacerlo […] Y eso es la generosidad de nuestro pueblo, el Perú, y él lo resaltó", agregó.
Por eso, el sacerdote Larrán resaltó la importancia de que el papa se haya referido a Chiclayo durante su primer mensaje al mundo.
"Como papa, en la primera audiencia general al mundo, porque no hay país en el mundo que no estuviera escuchándole, en su primera alocución, que haya hablado en castellano y se haya dirigido a Chiclayo y al Perú, es porque lo lleva adentro. Realmente debemos entenderlo como una auténtica y maravillosa bendición de que el Papa nos lleve en su corazón. Nosotros lo llevamos también en nuestro corazón, pero él lo ha demostrado […] Una de las cosas que dije fue ‘este es Roberto’, un hombre de un corazón inmenso y una humildad infinita", aseveró.
"El papa es universal, pero de Roberto Francisco Prevost Martínez, su corazón es peruano, lo ha demostrado y lo va a seguir demostrando", puntualizó.
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