Según observadores, su gestión abrirá a posibles cambios de varias de las políticas más controvertidas bajo el Gobierno de George W. Bush.
El Senado de Estados Unidos
confirmó a Eric Holder como el primer afroamericano al frente del Departamento
de Justicia, en momentos en que, según los demócratas, la agencia afronta
enormes retos en la lucha contra el terrorismo.
Con 75 votos a favor y 21 en
contra, el Senado ratificó a Holder en el cargo, pese a la objeción de algunos
republicanos que cuestionaron en reiteradas ocasiones su independencia
jurídica.
La confirmación de Holder
suscitó elogios dentro y fuera del Congreso, y sus partidarios consideran que
él liderará una "revitalización" del Departamento de Justicia, cuya
imagen quedó mancillada por la polémica en torno a la tortura.
Previo a la votación,
Patrick Leahy, presidente del Comité Judicial del Senado, dijo que Holder
"tiene el carácter para ser el fiscal general de EE.UU." y su
nombramiento representa "una oportunidad histórica" para superar las
divisiones partidistas de las últimas décadas.
Durante un agitado debate,
Leahy criticó a los republicanos que insistían en apoyar la confirmación de
Holder solo a cambio de que les prometiera no procesar judicialmente a agentes
involucrados en métodos coercitivos contra presuntos terroristas.
El líder de la mayoría
demócrata en el Senado, Harry Reid, destacó la figura de Holder y afirmó que
sabrá sacar al Departamento de Justicia del fango en que quedó durante la
administración anterior.
No obstante, reconoció que a
Holder le espera la "difícil tarea" de fortalecer la lucha contra el
terrorismo y el combate a la criminalidad tanto en las calles como en el mundo
corporativo, y asegurar que el Departamento de Justicia sea una vez más
"el guardián del bien común".
Según observadores, su
confirmación en el Senado abrirá paso a una serie de evaluaciones y posibles
cambios a varias de las políticas más controvertidas bajo el Gobierno de Bush
en lo que se refiere a la lucha global de EE.UU. contra el terrorismo.
Durante su audiencia de
confirmación, Holder declaró que "la asfixia simulada es tortura", en
una clara señal de los cambios que implementará el nuevo Gobierno, pero que
también suscitó malestar entre quienes exigen mano dura contra los terroristas.
En la lista de revisiones
destacan, por ejemplo, asuntos relacionados con los interrogatorios y juicios
de presuntos terroristas, y la vigilancia electrónica sin el previo permiso de
un juez.
Holder también tendrá que
decidir qué hacer con funcionarios involucrados en la presunta politización del
Departamento de Justicia que, según los demócratas, dio como resultado el
despido de nueve fiscales en 2006.
La comunidad hispana
aplaudió el compromiso de Holder de revisar la política establecida por su
antecesor, Michael Mukasey, de que los inmigrantes en vías de deportación no
tienen derecho a un defensor público.
Holder recibió, asimismo, el
espaldarazo de activistas como la llamada Conferencia de Liderazgo sobre
Derechos Civiles (LCCR), quienes indicaron hoy que "restablecerá la moral
y la misión histórica del Departamento de Justicia con la imparcialidad y el
cumplimiento de la ley".
EFE
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