Ganaderos venidos de toda la India se dieron cita en la ciudad "sagrada" de Pushkar con motivo de la feria que ha recibido hasta 97.000 dromedarios.
Ganaderos venidos de toda la India
y turistas de todo el mundo se han dado cita en la ciudad "sagrada"
hindú de Pushkar, situada en el corazón del Rajasthán
(centro-oeste), para celebrar la mayor feria india dedicada a los
camellos, que se clausura hoy.
Hasta 97.000 dromedarios han invadido durante cuatro días las dunas que rodean esta localidad rajasthaní, cuya tranquilidad ha dado paso a la agitación y al frenesí de los visitantes.
Desde hace décadas, los pastores acuden a esta exhibición anual para mostrar con orgullo las cualidades de sus ejemplares y vender alguno de ellos, en la que se considera la mayor feria de camellos de todo el mundo.
La edad, la altura, la genética y el sexo son los atributos que más importan a la hora de elegir un dromedario, pues la inversión tiene que reportar muchos beneficios.
Los camellos son utilizados como medio de transporte y como vehículo para mantener los cultivos, mientras que su pelo sirve para confeccionar ropa, su piel para fabricar zapatos y el estiércol se utiliza como combustible para cocinar.
Las hembras son los ejemplares más buscados porque también dan leche, por lo que son las más caras de la feria, en la que cada año se compran y venden unos 25.000 camellos.
Los precios de estos animales oscilan entre las 20.000 rupias (unos 295 euros, al cambio actual) y las 150.000 rupias (unos 2.200 euros) en función de sus propiedades.
Inderaj, un ganadero del pueblo rajastaní de Manngargh, celebra junto a su mujer y sus cinco hijos el éxito de esta edición, mientras recoge la tienda en la que han estado viviendo durante quince días en una explanada junto a cientos de otras familias.
"Esta feria de Pushkar ha sido muy buena. He vendido diez de mis quince camellos", cuenta a Efe.
Muchos poseedores de camellos acuden a la feria para hacer negocio con los turistas, que acuden en multitud a uno de los espectáculos más concurridos y coloristas que ofrece la India y su región más visitada, el Rajasthán.
Junto al negocio de compra-venta, los días de feria se celebran carreras y hasta un "concurso de belleza" de camellos, engalanados por sus dueños con guirnaldas de diversos colores, vivas monturas, cascabeles y pinturas.
"Este camello es de mi jefe. Tiene un dromedario y dos camellos que tiran de un carro" para pasear a los visitantes, explica a Efe Haider Ali, un muchacho de 17 años.
El chico, que gana cada mes 1.000 rupias (unos 15 euros) montando camellos, más las propinas que pueda conseguir, busca con empeño turistas en medio de la multitud para sacarse un sobresueldo durante la feria.
Pushkar se llena a rebosar para su famosa feria, los turistas hacen fotos sin parar rodeados de camellos y asisten a las competiciones de este tranquilo animal, imagen cotidiana en pueblos y urbes rajasthaníes.
Ver la espectacular puesta de sol a lomos de uno de estos majestuosos ejemplares en lo alto de una duna es la actividad que más reclamo tiene entre los foráneos.
Caída la noche, turistas e indios se echan a la calle para disfrutar de los espectáculos de danzas tradicionales y de las atracciones que ofrece la feria, entre ellas cuatro norias.
Otros aprovechan para comprar recuerdos en las tiendas de la ciudad, que permanecen abiertas más horas de lo habitual, tomar un refresco o simplemente descansar de un largo día. EFE
Hasta 97.000 dromedarios han invadido durante cuatro días las dunas que rodean esta localidad rajasthaní, cuya tranquilidad ha dado paso a la agitación y al frenesí de los visitantes.
Desde hace décadas, los pastores acuden a esta exhibición anual para mostrar con orgullo las cualidades de sus ejemplares y vender alguno de ellos, en la que se considera la mayor feria de camellos de todo el mundo.
La edad, la altura, la genética y el sexo son los atributos que más importan a la hora de elegir un dromedario, pues la inversión tiene que reportar muchos beneficios.
Los camellos son utilizados como medio de transporte y como vehículo para mantener los cultivos, mientras que su pelo sirve para confeccionar ropa, su piel para fabricar zapatos y el estiércol se utiliza como combustible para cocinar.
Las hembras son los ejemplares más buscados porque también dan leche, por lo que son las más caras de la feria, en la que cada año se compran y venden unos 25.000 camellos.
Los precios de estos animales oscilan entre las 20.000 rupias (unos 295 euros, al cambio actual) y las 150.000 rupias (unos 2.200 euros) en función de sus propiedades.
Inderaj, un ganadero del pueblo rajastaní de Manngargh, celebra junto a su mujer y sus cinco hijos el éxito de esta edición, mientras recoge la tienda en la que han estado viviendo durante quince días en una explanada junto a cientos de otras familias.
"Esta feria de Pushkar ha sido muy buena. He vendido diez de mis quince camellos", cuenta a Efe.
Muchos poseedores de camellos acuden a la feria para hacer negocio con los turistas, que acuden en multitud a uno de los espectáculos más concurridos y coloristas que ofrece la India y su región más visitada, el Rajasthán.
Junto al negocio de compra-venta, los días de feria se celebran carreras y hasta un "concurso de belleza" de camellos, engalanados por sus dueños con guirnaldas de diversos colores, vivas monturas, cascabeles y pinturas.
"Este camello es de mi jefe. Tiene un dromedario y dos camellos que tiran de un carro" para pasear a los visitantes, explica a Efe Haider Ali, un muchacho de 17 años.
El chico, que gana cada mes 1.000 rupias (unos 15 euros) montando camellos, más las propinas que pueda conseguir, busca con empeño turistas en medio de la multitud para sacarse un sobresueldo durante la feria.
Pushkar se llena a rebosar para su famosa feria, los turistas hacen fotos sin parar rodeados de camellos y asisten a las competiciones de este tranquilo animal, imagen cotidiana en pueblos y urbes rajasthaníes.
Ver la espectacular puesta de sol a lomos de uno de estos majestuosos ejemplares en lo alto de una duna es la actividad que más reclamo tiene entre los foráneos.
Caída la noche, turistas e indios se echan a la calle para disfrutar de los espectáculos de danzas tradicionales y de las atracciones que ofrece la feria, entre ellas cuatro norias.
Otros aprovechan para comprar recuerdos en las tiendas de la ciudad, que permanecen abiertas más horas de lo habitual, tomar un refresco o simplemente descansar de un largo día. EFE
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