La cifra de muertos por el terremoto asciende, mientras la ayuda humanitaria empezó a llegar a Turquía; pero el acceso a Siria, en guerra y con su régimen sancionado, es mucho más complicado.
Los equipos de rescate siguen este viernes buscando supervivientes entre los escombros dejados por el masivo terremoto que golpeó el lunes Siria y Turquía, uno de los más mortíferos de la región, con más de 22 700 muertos.
La ayuda humanitaria empezó a llegar a Turquía pero el acceso a Siria, en guerra y con su régimen sancionado por la comunidad internacional, es mucho más complicado.
La guerra destruyó hospitales y causó problemas en el suministro de electricidad y agua en Siria, pero la ONU solo puede enviar ayuda a las zonas rebeldes del noroeste a través del cruce de Bab al Hawa en la frontera con Turquía.
La diplomacia turca afirmó que está trabajando para abrir otros dos puntos de paso "con las regiones bajo el control del gobierno" sirio, "por razones humanitarias".
Poco después, el gobierno sirio anunció que autorizará el suministro de ayuda internacional a zonas controladas por los rebeldes, con la "supervisión" del Comité Internacional de la Cruz Roja y la Media Luna Roja siria.
El Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Volker Türk, exigió por su parte "un alto el fuego inmediato" en Siria para facilitar el suministro de ayuda.
El director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus, anunció el jueves que iba "camino a Siria" y la presidenta del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), Mirjana Spoljaric, llegó ese día a Alepo, en Siria.
"Abandonados"
A uno y otro lado de la frontera, miles de viviendas quedaron destruidas y los socorristas redoblan esfuerzos, aunque las posibilidades de encontrar personas con vida se apagan una vez expirado el periodo de tres días que los expertos consideran crucial.
La situación, agravada por un frío glacial, llevó este viernes al Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), en lucha armada contra el ejército turco desde 1984, a suspender temporalmente sus "operaciones" en Turquía.
A la zona acudieron centenares de rescatistas de Catar, Malasia, España, Kazajistán, India y otros lugares.
Unos treinta mineros recorrieron mil kilómetros desde Zonguldak, cerca del mar Negro, hasta Antakya para ayudar en las labores de búsqueda.
En esa ciudad del sur de Turquía, fueron rescatados este viernes, "en la 105ª hora" después del sismo, un bebé de 18 meses y su hermano, informó la cadena NTV. Ambos fueron encontrados con vida entre los escombros de su vivienda, sita en un edificio de tres pisos.
Dos horas antes, una niña de tres años también fue rescatada en esa localidad, muy castigada por la catástrofe.
El enfado crece en Turquía contra la respuesta del gobierno, juzgada insuficiente y tardía. El mismo presidente Recep Tayyip Erdogan reconoció "deficiencias".
"La gente que no murió por el terremoto ha sido abandonada a morir en el frío", dijo a la AFP Hakan Tanriverdi en la provincia de Adiyaman, una de las zonas más castigadas.
"Ni Estado, ni policía, ni soldados. ¡Qué vergüenza! Nos han abandonado a nuestra suerte", declaró Mehmet Yildirim, otro vecino.
El presidente turco esbozó una suerte de mea culpa este viernes. "Hubo tantos edificios dañados que desafortunadamente, no pudimos acelerar nuestras intervenciones como hubiéramos querido", afirmó el jefe de Estado durante una visita a Adiyaman.
Riesgo de cólera
El terremoto es el más importante en Turquía desde 1939, cuando 33.000 murieron en la provincia oriental de Erzincan.
Según los últimos balances oficiales, el sismo, de magnitud 7,8 y que estuvo seguido de más de un centenar de réplicas, dejó al menos 22.765 muertos, 19.388 de ellos en Turquía y 3.377 en Siria.
La OMS estima que 23 millones de personas están "potencialmente expuestas, de las que unos cinco millones [son] vulnerables" y teme que se desencadene una crisis sanitaria.
Las organizaciones humanitarias expresaron su preocupación por una eventual propagación del cólera, que reapareció en Siria.
Más allá del sombrío balance humano, la agencia de calificación financiera Fitch estimó que los daños económicos por el sismo superarán los 2.000 millones de dólares y probablemente alcancen los 4.000 millones.
La Unión Europea (UE) envió los primeros equipos de rescate a Turquía horas después de que se produjera el sismo, el lunes. Pero, en un principio, solo ofreció una ayuda mínima a Siria, a través de los programas humanitarios existentes, a causa de las sanciones internacionales que se impusieron a raíz de la guerra civil, que estalló en 2011.
El miércoles, el gobierno sirio solicitó oficialmente la asistencia de la UE y la Comisión Europea pidió a los Estados miembros que dieran una respuesta positiva.
El presidente Bashar al Asad y su esposa Asma visitaron este viernes a víctimas del terremoto en Alepo, por primera vez desde que se produjo el sismo, informó la presidencia.
(Con información de AFP y EFE)
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